viernes, 10 de agosto de 2012

El papel de los medios de comunicación (Parte II)

Segunda parte del análisis elaborado por Juan Miguel Sanchez sobre la forma en la que los medios de comunicación influyen en nuestras vidas cotidianas. La primera parte aquí.

Creo que así seguimos el camino ya trazado por los que se han comprometido con las causas sociales. Paulo Freire nos reivindica, diciendo textualmente: “Sólo existe saber en la invención, en la reinvención, en la búsqueda inquieta, impaciente, permanente que los hombres realizan en el mundo, con el mundo y con los otros” (Freire, 2005: 79). Esta frase comulga perfectamente con Simón Rodríguez al sentenciar: “o inventamos, o erramos”.
 
No estoy hablando de otra cosa más que de la deontología periodística, de una especie de “Juramento Hipocrático” del periodista, en el cual quedaría plasmada la ética profesional, alejándose de lo que ha sido denominado hoy día como “periodistas prepago”, amarillismo, prensa rosa, etc.

Jaime Garzón, personaje queridísimo por el pueblo colombiano, nos recomendaba lo siguiente en una conferencia, dirigiéndose a comunicadores sociales: 


"¿Saben qué deberían hacer ustedes para cualificar los medios de comunicación en este país? [Deberían] hacer que el pensum de Comunicación Social durante los cuatro primeros semestres sea el mismo que para Derecho [y] que para Filosofía, de tal modo que uno al entrar en quinto semestre diga: 'quiero ser abogado’, ‘quiero ser filósofo’ o ‘quiero ser comunicador social’. Y entonces ustedes tienen un enriquecimiento general de todo, porque el problema es que los comunicadores sociales –con todo el respeto– no saben nada; [solamente] saben técnicas de comunicación, manejar la palabra". (Garzón, 1997)

Leamos la siguiente tesis de Marx para luego analizarla: “La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias, y que el propio educador necesita ser educado.” (Marx) Aquí Marx nos sintetiza de manera estupenda una gran idea, de la cual podemos sacar dos juicios apropiados: Primero, es necesario dar otro tipo de información a las personas para lograr una concienciación más profunda, un cambio en su mentalidad. Y segundo, que entre todos debemos cambiar dichas circunstancias, como las que hemos criticado en este texto, para lograr ese objetivo de volvernos más conscientes de la realidad.

Y es por ello que la formación intelectual hoy es una necesidad, como la vivienda digna, el derecho a la salud, al agua potable, o cualquier otro derecho fundamental, pues no se piense que el progreso sólo está en el cemento y en el orden de los objetos, pues, como nos advirtió Simón Rodríguez: “La América debe considerar hoy la lectura de las obras didácticas (especialmente las que tratan de la sociedad) como uno de sus principales deberes. Si, por negligencia, da lugar a la internación de errores extranjeros, y permite que se mezclen con los nativos, persuádase que su futura suerte moral, será peor que la pasada” (Rodríguez, 2008: 45)

La mayoría de la intelectualidad (universitarios, profesionales, etc.), siempre han sabido esto, y lo podemos apreciar en este trabajo, ya que la mayoría de autores citados han concordado en que “la instrucción es, para el espíritu, lo que para el cuerpo, el pan” (Rodríguez, 2008: 114)

Nuestro Nobel, Gabriel García Márquez, alguna vez también lo dijo: “cultura, es el   aprovechamiento social del conocimiento". Paulo Freire, educador preocupado por la enseñanza que se le dio y da al pueblo, estudió a fondo el sistema de educación y lo cuestionó radicalmente, proponiendo al mismo tiempo otro modelo. La teoría de Freire se basa en que la educación debe tener en cuenta que el ser humano no sólo está en el mundo, sino con el mundo; “que para el hombre el mundo es una realidad objetiva, independiente de él, posible de ser conocida. Sin embargo –continúa Freire– es fundamental partir de la idea de que el hombre es un ser de relaciones y no sólo de contactos” (Freire, 1997: 28). Esta consideración hace que el ser humano comprenda al mundo de una manera diferente, para que su transición por él no sea ingenua, sino consiente, “integrado a su contexto”. (Freire, 1997: 31).

“Con estas relaciones con la realidad y en la realidad traba el hombre una relación  específica, de sujeto a objeto, de la cual resulta el conocimiento expresado en el lenguaje” (Freire, 1997: 101)…en el saber, en la información y, finalmente, por deducción lógica encontramos que “conocer es modificar la realidad conocida”. (Freire, 1997: 111).

Esto hace prioritario que se dé la información con otra postura o intensión: en vez de que los medios de comunicación se encarguen de “llenar, depositar, transferir” información en las personas, como si de un banco se tratara, “transformándolos en vasijas, en  recipientes”  –parafraseando a Freire– hay que facilitar (no a manera de donación asistencialista), una educación problematizadora, o séase: educación crítica, para que las personas adquieran el criterio y la capacidad de discernir sobre su ambiente, volviéndolos actores activos, sujetos, protagonistas del conocimiento o de la información, en vez de simples objetos, receptores, público, espectadores; como pasaría con la educación bancaria descrita al principio de este párrafo, la cual reprochó Paulo Freire con argumentos muy sagaces.

Un inconveniente de llevar la pedagogía de Paulo Freire a un medio de comunicación, es que en este no hay posibilidad de diálogo (como pasaría en el acto pedagógico, en el aula de clases), ya que la forma de expresión de un periódico, o medio de comunicación escrito, es “narrativa, discursiva o disertadora”, justo como describe Freire a la educación bancaria. La excepción sería el libre albedrío que tienen los dueños de dicho medio informativo de escoger entre mantener una postura de concebir “el saber, el conocimiento, como una donación de aquellos que se juzgan sabios, a los que juzgan ignorantes” (Freire, 2005: 79) es decir, tener la presunción petulante de sabiondos. O por otro lado –de nuevo parafraseando a Freire– decidirse por “no absolutizar la ignorancia y alienarla, o sea, verla siempre en el otro”, sino asumimos como seres inconclusos en la búsqueda de ser más y ver a los educandos (en este caso a los lectores del periódico), como compañeros; convivir, simpatizar y comunicarse con ellos.

Esto es, en otras palabras, compartirles las bases y los conceptos necesarios para emprender la educación problematizadora y que el medio de comunicación se vuelva abierto y participativo; democrático. Hay que darle una oportunidad a la palabra. “De este modo, el educador –nos ilustra Freire– ya no es sólo el que educa, sino aquel que en tanto educa es educado a través del diálogo con el educando, quien, al ser educado, también educa y así, se transforman en sujetos del proceso en que crecen juntos” (Freire, 2005: 92).

Julio Anguita nos relata también, con demasiada claridad en la siguiente reflexión, esta postura que debería mantenerse a la hora de escoger y decidir el contenido, y básicamente la orientación de un Medio: “Cultura no es saber muchas cosas. [...] Un hombre culto no es un hombre que esté rodeado de libros, que también puede ser. Un hombre culto es un hombre que mira al mundo con mirada independiente y libre. Un hombre culto puede ser un campesino de nuestras tierras. Y ese hombre que a lo mejor no sabe leer, le puede dar la mano a otro culto de la universidad que sabe más cosas, pero está en la onda de la cultura, porque ambos confluyen desde su sentido de hombres libres con capacidad para pensar.” (González, 1999)
“[...] que el pueblo, entonces, desarrolle su espíritu crítico, para que, al leer los diarios o al oír el noticiario de las emisoras de radio, lo haga no ya pasivamente, como objeto de los ‘comunicados’ que le prescriben, sino como una conciencia que necesita liberarse”. (Freire: 2005: 156)
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BIBLIOGRAFÍA:
  • FREIRE, Paulo (1997). La educación como práctica de la libertad. México: Siglo XXI Editores. 1997. 150 p.
  • FREIRE, Paulo (2005). Pedagogía del oprimido. 2a ed. México: Siglo XXI Editores. 2008. 248 p. 
  • GAITÁN, Jorge Eliécer. Bases para una política revolucionaria en Colombia. 25 p. 
  • GARZÓN, Jaime (1997). Conferencia dictada en la Corporación Universitaria Autónoma de Occidente, Cali.
  • GONZALEZ, Julio Anguita (1999). Discurso en homenaje al premio Nobel de Literatura José Saramago. Extremadura, 1999.
  • MARX, Karl. Tesis sobre Feuerbach. 
  • RODRÍGUEZ, Simón (2008). Inventamos o erramos. Caracas: Monte Ávila Editores, 2008. 288 p. 
  • TROTSKY, León. “Cultura y Socialismo” (2006). En: Literatura y Revolución. Célula II de Izquierda Revolucionaria. España: Ediciones digitales Izquierda Revolucionaria, 2006,p. 238-246

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