Cómo todo el país conoce, desde el semestre pasado el gobierno nacional intenta imponer a la fuerza la afrenta más lesiva contra la educación superior en la historia de Colombia. La nueva ley de educación superior (reforma a la ley 30) fue presentada sin tener en cuenta ni a las universidades ni a la sociedad colombiana. Estaba formulada inicialmente bajo el objetivo de no poner un peso más para la educación -salvo unas escasas limosnas-, y sin embargo, exigir un enorme aumento de cobertura de las universidades. En otras palabras: una educación superior sacrificando la calidad y autonomía para cumplir promesas de cobertura del gobierno. La actual propuesta, aún sin el componente de ánimo de lucro, mantiene intacto el esquema inicial.
En materia presupuestal el gobierno nos propone, bajo la actual ley condicionar el presupuesto de nuestras universidades -es decir, diezmar la autonomía-, para que hagamos más con menos -es decir, diezmar la calidad-: en otras palabras profundizar los elementos lesivos que tienen a las universidades de Colombia en una profunda crisis de calidad, presupuesto y autonomía. Así mismo el gobierno nos vende la idea que el verdadero salvador de la universidad colombiana es el gran capital privado, ojalá foráneo: el gobierno pretende generalizar a todo el país el modelo de la universidad de garaje (ahora en garajes más grandes), cómo forma de solventar la ausencia de acceso y cobertura de las universidades, aún implicando que en ese proceso, mueran las universidades de calidad: conciencias críticas de la nación.
Si el estado hiciera una inversión decidida en educación superior, cómo múltiples países del mundo -para los cuales la educación es un pilar fundamental-, nuestro país tendría la posibilidad de garantizar acceso a las universidades, cobertura en educación, calidad académica, y construcción de un importante sentido de lo público para cohesionar a la sociedad colombiana y generar propuestas desde los claustros. Pero el presupuesto en educación de Colombia es grosero y diciente: un año de guerra en presupuesto público son ocho años de educación superior, un año de corrupción son dos de educación superior, un año de deuda pública son veintidós años de funcionamiento de nuestras universidades. En Colombia es prioritario el gasto militar que trae consigo muerte, a la creación y propuesta de la educación superior, que trae consigo cultura y vida.
Éste 7 de septiembre tenemos el deber de salir a las calles. No sólo los estudiantes universitarios, sino la sociedad colombiana en general. Tenemos el deber de reivindicar para nuestro presente y para nuestro futuro, una educación como derecho, donde nuestra educación no sea mercancía para la venta, donde la universidad pueda proponer y construir hacia la sociedad, donde el campesino, el indígena, el trabajador y toda la sociedad en general pueda acceder a una educación de calidad.
ÉSTE 7 DE SEPTIEMBRE, LOS ESTUDIANTES COLOMBIANOS DEBEMOS DEMOSTRAR QUE ES POSIBLE INSCRIBIRNOS EN LAS LÍNEAS DE LA HISTORIA...
ÉSTE 7 DE SEPTIEMBRE, TOD@S A LAS CALLES! - CONCENTRACIÓN: 9AM - PLAZA CHE.
CONSTRUYENDO LA MESA AMPLIA NACIONAL ESTUDIANTIL
POR EL HUNDIMIENTO DE LA NUEVA LEY DE EDUCACIÓN SUPERIOR, Y LA CONSTRUCCIÓN DEMOCRÁTICA DE UNA PROPUESTA ALTERNATIVA.
PREPARANDO LAS JORNADAS DEL 6 Y 12 DE OCTUBRE.
EN DEFENSA DEL PROGRÁMA MÍNIMO DE LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS DE COLOMBIA! A MOVILIZARNOS Y CONSTRUÍR EL PARO NACIONAL UNIVERSITARIO!
Jairo Andrés Rivera H.
Representante estudiantil al CSU
Universidad Nacional de Colombia
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