jueves, 8 de septiembre de 2011

Ocultaran el Sol con un Dedo, pero no la Voz de los Estudiantes


Ayer 7 de Septiembre, el estudiantado colombiano llenó a lo largo y ancho del País las calles con sus voces inconformes, con sus consignas beligerantes y sus irreverentes formas de manifestar su descontento con el modelo de educación existente en la actualidad, y con aquel que se proyecta en el marco de la reforma a la ley 30 adelantada por el gobierno Santos.



Una gigantesca movilización de estudiantes de las Universidades Públicas, Privadas, Secundaria y el SENA, se desarrolló en todas las ciudades del país; la magnitud de la movilización universitaria ha demostrado la formidable y entusiasta perspectiva de reconstrucción de un movimiento estudiantil unitario, digno, rebelde, beligerante y consciente; justamente aquel que requiere el desafió de avanzar hacia una Universidad para la segunda, y definitiva, independencia. Siendo esta la segunda cita del estudiantado colombiano en su lucha contra el modelo neoliberal y antidemocrático de Juan Manuel Santos, habrá que decir, que por segunda vez los estudiantes han demostrado con creces su rechazo al modelo educativo para la reproducción de la miseria que se busca profundizar con la medida legislativa del gobierno, y por tanto, su compromiso con la educación y con un nuevo país, una Colombia realmente soberana.


Sin embargo, dicha movilización expresó un segundo aspecto de fundamental importancia: el posicionamiento de la MANE – Mesa Amplia Nacional Estudiantil – como referente unitario de los estudiantes colombianos, y con ello, la trascendencia del programa mínimo como bandera de lucha estudiantil que trascienda lo reivindicativo y avance hacia un nuevo modelo de Educación Superior en Colombia; en relación con ello, ha quedado claro el compromiso y fortaleza de los objetivos de la MANE: Hundimiento de la reforma a la ley 30 y construcción democrática de una propuesta alternativa que reivindique la educación como derecho.


Y es que en el contexto de la reforma se vulnera claramente la autonomía universitaria, se establecen medidas e instituciones para regular, vigilar y controlar – ¿castigar? – a las instituciones educativas; la funcionalización de los currículos académicos, basados en las competencias, hacia los intereses del sector privado – despojando de los fines de la educación superior, su contribución a la sociedad en general, a sus problemáticas y más sentidas necesidades -, justamente aquel que ha sumido en la miseria a gran parte de la población colombiana, aquel sector que se alió, cuando no era él mismo, con el paramilitarismo  regando de sangre los campos y ciudades colombianos, para robar de esa tierra sus ganancias y transportarlas en sus “locomotoras”; esa sangre con la que fue firmado el TLC que exige al país adecuar el sistema educativo a las leyes de la oferta y la demanda – hecho que se busca consumar precisamente en esta reforma -; una reforma que se cimenta sobre el deterioro financiero de las universidades públicas y el SENA para introducir esquemas empresariales en su accionar y sus resultados. Es decir, profundizar el modelo de educación nacional como un sistema de “proveedores” de educación en busca de “clientes - mercancías” basado en un esquema de formación en competencias que garantice la “pertinencia” y la “eficiencia” del modelo. Todo bajo el principio de la “libre competencia”.


Los estudiantes dijimos hoy, de nuevo, que rechazamos la educación como mercancía y la reivindicamos como derecho, reconociéndonos como sujetos activos y transformadores y no como “capital humano”. Enarbolamos nuestro programa mínimo, nuestro espíritu unitario para afrontar la encrucijada en la que se encuentra la educación superior. La respuesta del gobierno no nos sorprende, la esperábamos en su represiva “ley de seguridad ciudadana”; a gases lacrimógenos, a sangre, a Frente Nacional huele la democracia de la Unidad Nacional, rechazamos las agresiones policiales a los estudiantes de Medellín, Tolima y Tunja; expresamos nuestra más sincera solidaridad con nuestros compañeros y les enviamos desde la FEU nuestra voz de aliento. ¿Y los grandes medios?: Mientras el Tiempo habla de una movilización de educadores por la salud –FECODE se movilizó por garantías en el régimen especial en salud del magisterio-, y no menciona a los estudiantes ni la razón de su presencia en las calles; el Espectador habla de destrozos en la movilización. Ahora resulta que somos los estudiantes los culpables de las agresiones policiales.


Aunque es conocida la desinformación cómplice de los grandes medios, para dispersar el debate real que pusimos hoy en las calles y señalar la dignidad como vandalismo o terrorismo; creemos que si hubo destrozos: se destrozó completamente la careta “democrática” del gobierno nacional, se destrozó la supuesta “seguridad ciudadana” evidenciando su naturaleza represiva para con el descontento social y popular; se han destrozado las esperanzas del gobierno de que el estudiantado decline sus banderas retirando el ánimo de lucro de la reforma. Nuestras consignas, nuestros objetivos, siguen vigentes, y no declinamos nuestra lucha.


Intentaron tapar con un dedo el sol de un nuevo amanecer para la juventud colombiana; pero no lo lograron ni lo harán: porque la marcha inició un 7 de septiembre, pero no ha finalizado. Hemos decidido iniciar una gran Marcha Nacional Estudiantil, cuyo punto de concentración es la unidad del movimiento estudiantil; su punto de llegada: un nuevo modelo de Universidad construido democráticamente, y su fecha: aquel momento en el que la juventud colombiana demuestra estar a la altura del reto que implica la defensa de una educación y una Universidad para la segunda, y definitiva, independencia. Puede que este 7 de septiembre los grandes medios y el gobierno nacional intentaran opacar nuestra luz; pero no lograron silenciar nuestra voz inconforme, digna, rebelde. Desde la FEU – Colombia avanzamos con entusiasmo en esta lucha, con el programa mínimo como bandera, con la MANE como estandarte; solamente el movimiento estudiantil de la mano de los sectores sociales y populares, al lado de las iniciativas de unidad como la Marcha Patriótica podrá construir ese modelo de educación que realmente necesitamos.


 Por: FEU-Colombia

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