Por: Carlos Medina Gallego
La reunión de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil en la ciudad de Neiva el 3 y 4 de noviembre, evidenció en la dinámica de su desarrollo como uno de los problemas más cruciales del movimiento universitario el aspecto organizativo. Las larguísimas y enconadas discusiones sobre la naturaleza de la MANE y sus posibles formas de organización como expresión legítima de los estudiantes resultó ser uno de los tópicos en que se reflejó con mayor dinamismo las pugnas entre los nuevos e innovadores enfoques organizativos y de movilización y las viejas y limitadas formas de organización que demostraron en décadas su extrema precariedad para posibilitar un auténtico y vigoroso movimiento estudiantil capaz de alcanzar algún triunfo significativo en la lucha por la defensa de la educación pública, la financiación de la educación superior, la autonomía y la democratización de la vida universitaria y la pertinencia social e histórica de los programas de formación profesional, posgraduada, de investigación y extensión.
Este documento busca ponderar en alta estima las discusiones allí desarrolladas, adscribir a las decisiones tomadas pertinentes y sacar distancia crítica de las que lejos de potenciar el principal y más legitimo mecanismo de organización- La MANE- busca atarlo y reducir su importancia, capacidad de decisión y movilización.
1. SOBRE LA NATURALEZA DE LA MANE
La MANE es en su esencia la expresión política del movimiento universitario en la defensa de la educación pública, que se expresa a través de una forma de organización amplia, pluralista, incluyente y democrática y de una particular forma de acción que reivindica la movilización constituyente y legitima de la comunidad universitaria en amplia alianza y solidaridad con los demás sectores y movimientos sociales de la nación en la conquista central del Derecho a una educación de excelencia, gratuita y pertinente, social e históricamente .
Es una expresión política en la medida en que se ubica en la lucha por la conquista del derecho fundamental de la educación concebida como de interés general en la medida en que este posibilita acceder a la cultura como un bien común resultante de la producción social del ser humano. La naturaleza política de su lucha consiste en que encarna el conjunto de ideas y acciones a través de las cuales la comunidad universitaria busca alcanzar ese bien común en un escenario de definiciones en el que está de por medio la disputa con el poder político establecido que tiene la pretensión de negar el derecho y privatizar el acceso a la cultura.
El escenario esencial en el que se mueve la MANE es el nacional pues encarna la lucha de todos los estudiantes de la sociedad colombiana que realizan estudios tanto en la universidades estatales como privadas. En ella se expresa la nación en su complejidad, multiétnica y pluricultural en un país de regiones que ni por lo uno, ni por lo otro deja de lado su carácter de ser ante todo una única nación.
La MANE expresa esa síntesis nacional en la que medida en que siendo parte del todo universitario nacional encarna a ese todo que representa y del cual deriva su legitimidad. Su lucha está mas allá de lo local-regional y de lo institucional particular, ella es el movimiento universitario nacional hecho fuerza reivindicativa y transformadora de naturaleza general; así lo entendido el país y le ha dado su apoyo y su solidaridad incondicional.
La MANE debe por lo tanto tener potestad prevalente sobre otras formas de organización, importantes pero menores, para tomar decisiones y emprender acciones, porque es ella la que encarna el interés primero y último del movimiento universitario nacional siendo expresión autentica y legitima del mismo. Por esto, hay que revestirla de la mayor importancia y legitimidad, protegerla contra cualquier intento de deslegitimación y desprestigio, cohesionarla, fortalecerla y estarla reinventando a cada instante. Ningún consejo estudiantil superior, de ninguna universidad estatal o privada, por importante que ella sea, es superior a la MANE como expresión nacional. Por eso es Amplia y NACIONAL.
La mayor preocupación de la MANE ha de ser la de consolidar las formas de organización distrital, local y regional que sean expresión de ella misma y que contribuyan a su fortalecimiento, como Mesas Amplias Locales-Distritales-Departamentales o Regionales, donde confluyan las expresiones organizadas de todas las universidades e instituciones de educación superior que sean portadoras de significativos grados de representatividad y legitimidad. Mejor aun si estas son la suma de consejos estudiantiles de carrera, facultad o universidad aceptados y reconocidos por los estudiantes de sus respectivas universidades.
La riqueza de la MANE es su versatilidad y su flexibilidad, es un instrumento dinámico y cambiante de la organización y movilización estudiantil, que hasta ahora, se ha revestido del mayor reconocimiento y de la mayor eficacia para convocar, movilizar y proponer. Esa es su fortaleza.
Sería gravísimo MANE-ATAR a la MANE, arrebatándole su capacidad de decisión para colocarla en lugares de menor relevancia, sin que por ello dejen de ser importantes, como las asambleas de carrera, facultad y universidad. Indiscutiblemente la MANE debe por todos los medios expresar el consenso generalizado y las tendencia más relevantes que se presenten en las discusiones de las problemáticas universitarias y por ello resulta su mayor obligación tener claridad suprema sobre las fragmentadas y diferenciadas problemáticas regionales e institucionales. A la MANE le corresponde acompañar y solidarizarse con esas luchas pero su tarea fundamental esta en el ámbito de la defensa del interés nacional.
Digámoslo con mayor claridad:
La MANE es la expresión política, organizativa y de movilización del movimiento universitario nacional, tiene la responsabilidad de la defensa del interés nacional en el ejercicio soberano del derecho fundamental a la educación y del acceso de los colombianos y colombianas a la cultura como bien común y patrimonio colectivo de la humanidad.
Es una expresión organizativa amplia, incluyente y democrática y constituye por sí misma expresión del ingenio, la innovación y compromisos de las nuevas generaciones de jóvenes con la lucha por la conquista y la defensa de los derechos fundamentales de la sociedad colombiana y en particular, del derecho a la educación.
Su preocupación central es la lucha por la formulación de una política pública educativa universitaria autónoma, independiente, soberana y pertinente a las necesidades e intereses del país, en el contexto del mundo globalizado. Esa política pública debe guiar el espíritu de la norma y debe ser la voz de la exposición de motivos de la misma.
Debe revestirse de la mayor legitimidad al interior de la comunidad universitaria y hacerse acompañar de la mayor solidaridad de los movimientos sociales y la sociedad.
Preocuparse porque en ella se expresen todos los sectores sociales, culturales, étnicos y políticos y por contar con los acompañamientos académicos y jurídicos que considere pertinente para el desarrollo de sus propuestas y luchas.
Debe contar con un amplio y detallado diagnostico de la realidad universitaria nacional y debe prestar acompañamiento a los procesos de las luchas locales y regionales en los campos gremiales y reivindicativos. Pero mantener siempre presente que el escenario fundamental de su lucha es política.
2. SOBRE LAS OTRAS FORMAS DE EXPRESION ORGANIZADA DE LOS ESTUDIANTES
Existen infinitas formas de organización estudiantil que pueden dar solides a la MANE y a la lucha estudiantil que van desde las formas representativas de los consejos estudiantiles de carrera, facultades y universidad, pasando por las formas organización de los sectores y movimientos políticos, hasta las formas de organización académica, investigativas, culturales, deportivas, étnicas, ambientales, comunicativas, de colonias entre otras.
2.1 Los consejos estudiantiles
Los consejos estudiantiles son una de las más tradicionales y difíciles formas de organización del sector estudiantil. Los Consejos han adquirido una carácter formal de la organización a las que se les reviste de una legalidad y representatividad, que suele ser con frecuencia efímera y de una gran debilidad dada la naturaleza del comportamiento de los estudiantes, culturalmente, pocos dados a valorarlas. Son estructuras vacías que por lo general no cuentan con el respaldo y la participación decidida de las bases estudiantiles lo que hace que terminen en manos del activismo estudiantil que suelen con frecuencia convertirlos en instrumento de sus propósitos políticos lejos del interés gremial y reivindicativo concreto de la comunidad universitaria. Son muy pocos los consejos que funcionan con eficiencia y que expresan el espíritu que mueve a los mismos. No es fácil construir y mantener los consejos estudiantiles y estos suelen tener algún protagonismo en las luchas coyunturales.
No obstante lo anterior, esta forma de organización, reconocida institucionalmente, debe mantenerse y fortalecerse llevándolos a cumplir un papel esencial en las luchas internas en las universidades dándoles prioridad a la lucha gremial y reivindicativa especifica. La representación por semestres, los delegados y las asambleas son expresiones importantes que deben servir a consolidar los procesos organizativos democráticos y a ocupar los espacios de representación en los consejos de facultad, académicos y superiores, así como en los espacios de discusión curricular y de bienestar. Esos consejos deben ayudar a construir las problemáticas y aportar los insumos para los diagnósticos institucionales que permiten conocer en su justa dimensión la problemática universitaria y ayudan a la elaboración de agendas de lucha dirigidas a garantizar las mejores condiciones para que la vida institucional se dé en el marco de las condiciones y garantías que lo requieren para la excelencia.
Estos consejos son a la vez importantes escuelas de formación de un liderazgo cualificado que se va promoviendo en los espacios de representación y vocería que requiere cada vez con más urgencia el movimiento estudiantil. No debe dejarse un solo espacio en el que los estudiantes puedan participar en los órganos de dirección de las universidades sin ocupar e incluso debe buscarse ampliar esos escenarios y construir nuevos. La participación decidida y responsable en ellos es fuente de conocimiento, información y de logros parciales que ayudan a construir las condiciones para que la lucha cuente con mejores argumentos y recursos.
2.2 Las formas de organización del activismo político
Para nadie es un secreto la importancia que tiene el activismo político al interior del sector estudiantil, la importancia de sus líderes y el trabajo que desarrollan no solo en la lucha gremial y reivindicativa, sino en la lucha política propiamente dicha.
Gran parte del liderazgo estudiantil proviene de las organizaciones y movimientos políticos y eso debe ser un acumulado en positivo si se maneja lejos de las tradicionales enfermedades de un izquierdismo ingenuo y recalcitrante, dogmatico y sectario, vanguardista y radical, que no logra salirse de un estrategismo a ultranza para ubicarse en la realidades del momento político y sus requerimientos.
Reconocerse como parte de un universo diferenciado en la concepción política en relación con otras expresiones que deben ser consideradas como igualmente validas hace parte de las urgencias de la maduración de la actitud políticas de estas organizaciones, movimientos y grupos. Tener presente que el principio que favorece la unidad consiste en reconocer que nadie es dueño de la verdad y razón absoluta y que todos pueden desde distintas miradas ayudar a enriquecer las propuesta y a alimentar las discusiones, sin pretender hegemonizar, ni imponer por las fuerza los criterios, sino, que la tarea de todos es ayudar a construir consensos y a limar asperezas que lejos de movilizar desmovilizan y dividen. La unidad no consiste en que todos seamos iguales, pensemos lo mismo y actuemos igual. La unidad consiste en que nos sepamos distintos, construyamos consensos y acordemos las mismas acciones. La unidad no se construye sobre principios, sino sobre problemas específicos para emprender acciones coordinadas. Es una unidad de acción sobre un acuerdo programático básico, en el que todos se ven reflejados.
La MANE es un escenario perfecto para que todos los grupos crezcan y se fortalezcan, pero eso no se puede producir al altísimo costo de acabar con la MANE, ni dividirla, ni debilitarla. Solo si todos la fortalecen tienen un excelente nicho para crecer política y organizativamente. La MANE no puede repetir la trágica historia del POLO. Ni en ella se puede dar el fenómeno de la antropofagia política y organizativa. Debe prevalecer sobre el interés de grupo, el interés del movimiento y los propósitos del mismo. La experiencia que acabamos de vivir es evidente a este respecto. Han aparecido y fortalecido nuevos y viejos grupos y así debe ser.
Superar el dogmatismo, el sectarismo, el vanguardismo, el regionalismo y todos los demás ismos, es una responsabilidad de los liderazgos cualificados y de sus respectivos grupos. La prioridad es mantener unida y fortalecida a la MANE y crecer a su interior con grandeza y sentido de patria.
2.3 Sobre otras formas de organización
Todas las formas de organización que sean posibles deben construirse al interior del sector estudiantil y sus propósitos deben dirigirse hacia el fortalecimiento de la MANE y a su proyección en el ámbito nacional: Las colonias, los grupos de teatro y danza, los grupos de música en todos los géneros, las revistas científicas culturales y políticas, los grupos ambientales, los grupos étnicos y de género, las formas organizadas de LGTB, la prensa y la radio alternativa, los cine club, las páginas Web y Blogs…
Cada una de estas, entre otras formas posibles de organización, pueden mantener actividad permanente y contribuir a difundir los imaginarios de lucha de la MANE y las otras formas de organización. Que no se quede un solo estudiante sin estar organizado y sintonizado con los propósitos de la lucha, no existe hoy en los jóvenes un lugar para la apatía y el desgano, lo que se está produciendo es supremamente importante, una generación de jóvenes inteligentes, dinámicos e innovadores están haciendo una lectura con el pasado y de ellos se hablara en el futuro como la generación de los cambios significativos y estructurales. Esos jóvenes tienen que llenarse de vocación de poder y entender que el país ha puesto en ellos su esperanza de futuro, ante tal reto no pueden ser menores a las exigencias de las circunstancias históricas que los convocan.
3. SOBRE LAS VOCERIA Y LAS REPRESENTACIONES
El desarrollo del movimiento, las perspectivas y retos del mismo colocan cada vez con mayor fuerzas desafíos a los jóvenes líderes estudiantiles, les reclama mayor formación y capacidad para llevar la representación y la vocería de los estudiantes, la comunidad universitaria y la sociedad en general.
Todos pueden ser líderes, representantes y voceros, pero se exige de ellos la mayor formación y el mayor compromiso. Quienes se colocan al frente tienen que entender la responsabilidad que se descarga sobre ellos, se les entrega la fuerza de la inteligencia y la decisión colectiva para que ellos se expresen no como ellos mismos, sino, como la vos del colectivo en el reclamo de lo común. La vocerías no se pueden entregar, por grupos o por regiones, se deciden por la capacidad comunicativa, el compromiso, la habilidad, la inteligencia, la condición humana, la serenidad, la responsabilidad, la honestidad, la entereza, la dignidad con que asume la causa y se compromete a sacarla adelante.
Si el vocero titubea, su titubeo e indecisión refleja el titubeo y la indecisión del movimiento, si es claro y contundente refleja la claridad y la contundencia del grupo. Todos pueden ser voceros, pero deben ser entre todos los mejores los que representen al movimiento y ellos no deben perder de vista que toda su fortaleza proviene del movimiento y que deben tener cuidado con los riesgos que puedan heredarse de la popularidad. Deben hacerse querer y ser respetuosos con el conjunto de la comunidad universitaria y con sus adversarios. No hay lugar para la arrogancia, presunción o petulancia. La sencillez y la humildad es el espacio en el que se ganan el reconocimiento colectivo.
De nada serviría nombrar un representante o un vocero por el poder de una fuerza que careciera de la capacidad para representar el movimiento o llevar su vocería, pues esto significaría conducir lo construido hacia el desplome. El vocero, es la voz del movimiento representándolo en la confrontación, por eso no puede ser cualquiera, entre todos deben ser los mejores.
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