Este cinco de septiembre la MANE convoca una nueva jornada de movilización a nivel nacional a la que han titulado “Carnaval de Comparsas contra el conejo de Santos a la Educación Superior”. Mediante este Carnaval la MANE busca denunciar de manera vehemente el incumplimiento que el Gobierno Nacional, en cabeza del presidente Juan Manuel Santos y la ministra de educación María Fernanda Campo, le ha hecho a la Educación Superior mediante la implantación de distintas medidas legislativas que profundizan su crisis.
Marcha estudiantil. Foto: Archivo |
Pero, ¿será que con un “Carnaval de Comparsas” se logrará el objetivo de esta denuncia?.
La Real Academia de la Lengua Española define comparsa como:
“Grupo de personas que, vestidas de la misma manera, participan en carnaval o en otras fiestas”.
Si estos son los métodos de lucha a los que recurre el Movimiento Estudiantil, ¡estamos perdidos!
Este llamado que hace la MANE a un “Carnaval de Comparsas”, nos lleva a cuestionar las formas de protestar. La protesta nace del inconformismo que tiene determinado grupo personas sobre ciertas medidas o modos de vivir que no les beneficia en su bienestar; por consiguiente, una protesta, por sí misma tiene un carácter que refleja dicho inconformismo.
Entre las diversas formas de protestar, se destacan las marchas como principal forma de lucha; que históricamente se han caracterizado por trastornar el ambiente, ser combativas y llevar un mensaje de conciencia. Por ello, una marcha es símbolo de lucha popular que busca subvertir las medidas que toman los 'dueños' del poder contra los intereses del pueblo. Cuando el pueblo marcha, lo acompaña un sentimiento de inconformismo, de furia contra las medidas represivas impuestas por el sistema, buscando así -por medio de la movilización- llevar un mensaje directo de rechazo a estas medidas.
Por consiguiente, el llamado que hace la MANE con este tipo de manifestaciones carnavalescas es una burla para el Movimiento Social histórico. Pretender convertir estas movilizaciones en carnavales, comparsas o cualquier tipo fiesta es una bofetada y una falta de respeto. Dejemos los carnavales para después, por ahora centrémonos y enfoquémonos en lo que nos mueve y nos ha unido: la lucha social por una educación al servicio del pueblo.
Aunque cabe aclarar, que por medio de las negociaciones con el Estado, que es a lo que la MANE le apunta y por lo que trabaja, el pueblo tendrá como resultado la perdida, pues como decía Freire: “Sería en verdad una actitud ingenua esperar que las clases dominantes desarrollasen una forma de educación que permitiese a las clases dominadas, percibir las injusticias sociales en forma crítica” lo que hace inferir que el poder nunca escupe hacia el cielo, en cuanto al tema educativo se refiere. Por consiguiente, para lograr una Educación al servicio del pueblo, se hace necesaria una transformación radical en el sistema socio-económico.
Nuestros motivos, nuestros discursos, nuestros argumentos y nuestros sueños son muy grandes y justos; así de grande y justa debe ser nuestra contundencia a la hora de manifestarnos.
Lamentablemente la marcha ha perdido ese legado histórico que había aportado al pueblo, convirtiéndose -para muchos- en simples expresiones, pasando de ser combativas a reflejar un ambiente rumbero con un llamado al pacifismo de sus participantes.
Por lo menos tomemos el ejemplo de nuestros compañeros chilenos de secundaria y universitarios, quienes se toman Liceos y Universidades de una manera fenomenal y contundente, llevando así un claro mensaje exigiendo Educación gratuita y de calidad. Por nuestro lado, nosotros alistamos maizena, bombas y bloqueador solar para realizar una fiesta callejera. Han sido años y años de constante conflicto por el cual se ha tenido que pagar un precio bastante alto, nuevamente ¡Qué falta de respeto!
Por último les quiero recordar que mientras -quizá- algunos de ustedes piensan en una forma para abrazar a un policía, ese mismo policía piensa y planea cómo sabotear y reventar su movilización, golpearlo, arrestarlo, asesinarlo, para luego recibir un ascenso y burlarse de su ingenuidad.
El llamado es a cuestionar estos “métodos” de lucha que buscan transformar el inconformismo en una fiesta.
La lucha debe ser en las calles junto al pueblo, acompañada de puños levantados, dientes afilados y caras llenas de inconformismo y ganas de luchar, combatiendo las medidas represivas del sistema al calor de la lucha organizada.
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