A continuación la primera parte del análisis elaborado por Juan Miguel Sanchez sobre la forma en la que los medios de comunicación influyen en nuestras vidas cotidianas. La segunda parte de esta entrega estará disponible mañana, viernes 10 de agosto.
El papel de los medios de comunicación es esencial en el desarrollo intelectual de las personas, tanto como el del hogar o de la escuela. El maestro Simón Rodríguez se percató de esto hace ya casi 200 años, y redactó una analogía muy perspicaz para razonar lógicamente sobre esta influencia de los medios (y del ambiente en general), la cual nos servirá para fundamentarnos en él, y en otros pensadores que conoceremos conforme avance la lectura, y así desarrollar la idea clave de mi crítica.
La analogía del maestro de Bolívar es la siguiente:
“Visítense las casas de juego y los lupanares… Penétrese en los mercados y en los vastos talleres de la industria... y, al cabo de algunos meses de observación, éntrese en las bibliotecas, en los gabinetes, en los teatros, en las tertulias de alto tono, en las cortes... y póngase en la balanza el peso de las impresiones recibidas: piénsese, después, en el efecto que han producido, en todas las clases del pueblo, los rayos de luz que ha despedido, esa misma sabiduría que se admira, y se concluirá que la instrucción pública en el siglo XIX pide mucha filosofía, que el interés general está clamando por una reforma y que la América está llamada por las circunstancias, a emprenderla”. (Rodríguez, 2008: 48)
Este contraste entre los diferentes sitios que Rodríguez compara, también nos orienta para hacer un contraste entre los diferentes tipos de información, los cuales mencionaremos más adelante. Trotsky nos revela por sentido común cómo debemos utilizar la cultura:
“Y si de los arsenales y de los almacenes de la cultura material tomamos y ponemos en circulación no arcos y flechas, ni instrumentos de piedra, o de la Edad de Bronce, sino las herramientas más desarrolladas y de técnica más moderna de que podemos disponer, en lo referente a la cultura espiritual debemos actuar de la misma forma”.
Ya que cultura es sinónimo de progreso, en las sociedades que han sido atrasadas, los mal
llamados “países subdesarrollados”, se deben recalcar a los personajes que han propugnado la cultura, que han luchado desde diferentes campos para el bien común, no sólo material, como las necesidades físicas primordiales, sino también intelectuales. Estos personajes han significado progreso social y mental, líderes políticos o espirituales, como quiera decírseles, en los que el pueblo ha visto su vanguardia y su orientación, su camino, su paradigma. Uno de estos personajes es Jorge Eliécer Gaitán, quien nos expuso:
“Nuestro nacionalismo debe expresarse en dos formas: económica y sicológica [...] la segunda nos estimula a la creación de la cultura, el arte, la industria colombiana, por una ley elemental de sicología, de acuerdo con la cual ciertas fuerzas profundas de egoísmo y pundonor encausadas diestramente se expresan en vigorosa creación”.
En este fragmento, donde se lee “fuerza egoísta encausada diestramente”, hace referencia a que ese egoísmo debe ser manejable, estar a disposición de los intereses colectivos, y no individuales.
Precisamente Simón Rodríguez defendió esta misma tesis, refutó el modelo euro-céntrico de las costumbres que nos imponían a manera de invasión cultural, y nos aconsejó: “La América Española es original; originales han de ser sus Instituciones y su Gobierno y originales los medios de fundar uno y otro. O Inventamos o Erramos” (Rodríguez, 2008:138). Aunque esta frase sólo alude a las entidades políticas, por supuesto que también es aplicable a los demás organismos sociales.
Ahora, como vemos, los medios de comunicación convencionales tanto de radio, prensa, digitales y televisivos, no difieren mucho de lo que viene de afuera, de Europa y de Norteamérica principalmente. No nos propondremos indagar las razones por las cuales pasa esto, pero generalizando sus contenidos podemos clasificarlos de la siguiente manera: nos muestran los hechos que hacen noticia día a día: accidentes de tránsito, noticias sobre el clima, noticias del conflicto social, opiniones de los políticos, información bursátil, resultados de los deportes, farándula, moda y entretenimiento, entre lo más destacado. Y, cuando se habla de la cultura, se limita la información a dar a conocer los próximos eventos artísticos o culturales (danzas o bailes, conciertos, eventos esporádicos de lectura, exposiciones de pintura, espectáculos, etc.), pero nunca se tratan temas filosóficos, ni si quiera superficialmente: se han relegado a las aulas de clases, de universidades y colegios, han quedado exclusivos de oficinas y consultorios, convertidos en privilegios de bibliotecas e iglesias. Se hace esta escisión, entre el hecho noticioso actual y el conocimiento intelectual, volviendo al primero propio de los medios de comunicación, y al segundo de lugares “designados especialmente” para ello.
Esto nos hace entender que es necesario llevar a la calle las diversas ramas del conocimiento, como la filosofía, la sicología, la sociología, la pedagogía, la historia, las artes y cualquier tipo de información que sea alternativo a lo convencional, y también a lo que se considera “comercial”.
(continúa...)
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