“La objeción de conciencia se ejerce, se vive, convoca y transforma realidades”
La objeción de conciencia se ha venido posicionando como una alternativa clara, consciente y no violenta frente a la militarización de la vida cotidiana, que se relaciona directamente con el recorte a la inversión social (vivienda, salud, educación, recreación) para incrementar la inversión en los aparatos militares; lo cual involucra directa o indirectamente a la sociedad civil, especialmente los niños, niñas y jóvenes de los sectores rurales y populares del país.
Este posicionamiento ha sido posible gracias a las luchas que han venido gestando hombres y mujeres objetoras de conciencia a nivel mundial en diferentes momentos de la historia. Esto nos ha permitido ver la objeción de conciencia como una oportunidad para generar transformaciones sociales, políticas y económicas, en un contexto de corrupción, exclusión, pobreza, desplazamiento, violación a los derechos fundamentales, en especial el derecho a la vida, la libertad de pensamiento, el libre desarrollo de la personalidad, los derechos de las mujeres y la diversidad sexual.
Esta iniciativa parte de un ejercicio individual que se colectiviza en la medida que recoge sentires y apuestas colectivas que se pronuncian frente a la instrumentalización, estigmatización y criminalización de las y los sujetos que cada día se ven violentados y violentadas por intereses particulares, permeados por la globalización del modelo neoliberal y militarista.
Por ello y muchas otras razones nos declaramos objetores y objetoras de conciencia a:
• La construcción de proyectos de ley que busquen regular el derecho a objetar y rechazar los procesos bélicos y específicos de guerra; ya que no existe una manera objetiva de determinar en qué medida la objeción del sujeto es válida, pues es cuestionable el criterio que sea escogido para realizar un juicio en donde se determine si dichos argumentos y razonamientos son legítimos o no; añadiendo a esto que el derecho a objetar y rechazar la participación directa en contextos de violencia resulta de una reflexión personal, íntima y privada que no se está dispuesto a exponer en cualquier situación.
• A las detenciones arbitrarias o mal llamadas “batidas” que se hacen constantemente en los diferentes sectores en los que nos encontramos.
• A los asesinatos de las y los jóvenes, bajo cualquier explicación o justificación.
• A la reforma de educación, que con el falso argumento de mejorar la calidad, pretende privatizarla.
• A la utilización de los niños, niñas y jóvenes como carne de cañón.
• Al desplazamiento forzado de campesinos/as e indígenas por intereses económicos.
• A la represión como forma de control social.
• A la homogenización del pensamiento.
• A que la libreta militar sea un requisito para acceder a derechos fundamentales como el trabajo y la educación.
Como objetores y objetoras de conciencia en este día reivindicamos y le apostamos a:
• La recuperación de las formas colectivas de trabajo y solidaridad como: la olla comunitaria, la minga y el trueque.
• A las diferentes formas de expresión juvenil.
• A la recuperación de la noche y la calle como espacios de encuentro y creación.
• A la resignificación de lo juvenil como protagonista de la transformación social.
• A la construcción de diferentes formas de relacionarnos, debatir y resolver conflictos, en donde la violencia no tiene cabida.
• A una educación popular que construye sujetos críticos y transformadores de realidades.
Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca dice NO al servicio militar
Organización de Estudiantes Conciencia Crítica- Unicolmayor
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