Carta a los burócratas de la Universidad de Antioquia.
Señores:
Rector,
Vicerrectores,
Decanos,
Gobernador,
Burócratas de la Universidad de Antioquia.
Señores:
Rector,
Vicerrectores,
Decanos,
Gobernador,
Burócratas de la Universidad de Antioquia.
Ustedes, sí, ustedes, son unos ATROPELLADORES, son los que no nos dejan trabajar, los que no nos dejan pensar, los que no nos dejan actuar, los que le vienen cerrando descaradamente a la ciudad, al departamento y al país las puertas de la Universidad, los que no nos dejan hacer lo que hacemos, los que hacen todo por impedirnos realizar lo que queremos, los que nos policializan, nos reprimen, nos persiguen, nos hunden en decadencia, los que precipitan en franca deshonra el nombre de la Universidad de Antioquia, ustedes, sí, porque sus decisiones arbitrarias no son las de quienes defienden la Universidad pública, sino las de quienes resultan siendo sus enemigos más inconfundibles, porque acciones violentas y vandálicas no son las de unos cuantos inconformes, sino las de ustedes, las de su violencia administrativa y las de la brutalidad de su policía, por más que se revistan del sofisma de las acciones legítimas, porque si nos encontramos, ciertamente, en momentos decisivos para el futuro inmediato de la Universidad Pública, habrá que hacer lo posible porque esas decisiones no sean potestad exclusiva de ustedes, sino de quienes hacemos todo por la Universidad sin pretendernos sus dueños, los que la queremos, porque LA UNIVERSIDAD NO ES DE USTEDES, sino pública, de los profes, de los estudiantes, de los trabajadores, de la gente, y precisamente: A PESAR DE USTEDES
¿POR QUÉ NO SE VAN USTEDES, ADVENEDIZOS, BURÓCRATAS INFAMES?
SON UN DAÑO, SON QUIENES NOS HAN LLEVADO A ESTE ESTADO DE COSAS, y no nosotros, los que no les somos incondicionales como sus tantos esbirros ni como su policía del pensamiento que custodia permanentemente las porterías
Imposible olvidar, en estos momentos aciagos, esa lúcida carta de ANTONIN ARTAUD, a los rectores de las universidades europeas
Señor rector:
Basta de juegos de palabras, de artificios de sintaxis, de malabarismos formales; hay que encontrar -ahora- la gran Ley del corazón, la Ley que no sea una ley, una prisión, sino una guía para el Espíritu perdido en su propio laberinto (…)En la estrecha cisterna que llamáis "Pensamiento": los rayos del espíritu se pudren como parvas de paja.
El Espíritu “helado” cruje entre las planchas minerales que lo oprimen. Y la culpa es de vuestros sistemas enmohecidos, de vuestra lógica de dos y dos son cuatro; la culpa es de vosotros -Rectores- atrapados en la red de los silogismos. Fabricáis ingenieros, magistrados, médicos a quienes escapan los verdaderos misterios del cuerpo, las leyes cósmicas del ser; falsos sabios, ciegos en el más allá, filósofos que pretenden reconstruir el Espíritu. El más pequeño acto de creación espontánea constituye un mundo más complejo y más revelador que cualquier sistema metafísico.
En nombre de vuestra propia lógica, os decimos: la vida apesta, Señores. Contemplad por un instante vuestros rostros, y considerad vuestros productos. A través de las cribas de vuestros diplomas pasa una juventud demacrada, perdida. Sois la plaga de un mundo, Señores, y buena suerte para ese mundo, pero que por lo menos no se crea a la cabeza de la humanidad.”Dejadnos, pues, Señores; sois tan sólo usurpadores. ¿Con qué derecho pretendéis canalizar la inteligencia y extender diplomas de Espíritu? Nada sabéis del Espíritu, ignoráis sus más ocultas y esenciales ramificaciones, esas huellas fósiles tan próximas a nuestros propios orígenes, esos rastros que a veces alcanzamos a localizar en los yacimientos más oscuros de nuestro cerebro.
Cerrad, sí, la Universidad, pero largaos de una buena vez
Nosotros seguiremos aquí, en la Universidad de la gente, haciendo lo que sabemos, labrando el tiempo que queremos.
La vida apesta.
LA UNIVERSIDAD APESTA, SEÑORES
La que ustedes presiden, la que han querido volver una jaula, una prisión más del espíritu
Carlos Enrique Restrepo
Doctor en Filosofía
Profesor Instituto de Filosofía
Universidad de Antioquia
Julio 28 de 2011
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