domingo, 6 de noviembre de 2011

Ponencia de la organización de Estudiantes Conciencia Crítica en el congreso de la República


Porque una universidad diferente es posible

Que viva el programa mínimo de los estudiantes universitarios



Esta intervención es en memoria de los compañeros y las compañeras a las que las fuerzas policiales, militares y paramilitares silenciaron, desplazaron, asesinaron…  un pequeño homenaje, porque sus luchas, ideales, su vida, el brillo perdido de sus ojos, no será en vano, y ese es nuestro compromiso, con ellos, con los estudiantes que vienen y con Colombia entera, hoy estamos decididos, más que nunca en construir una universidad diferente, una universidad del tamaño de nuestros sueños.


Al día de hoy, los estudiantes universitarios, hemos esgrimido en diversas oportunidades, y de múltiples maneras las razones por las cuales estamos en oposición al proyecto de reforma a la ley 30 presentada por el gobierno, y hemos dicho también, que  estamos inclusive en contra de la ley misma por los perjuicios que le ha traído a nuestros claustros 19 años de su implementación. Sin embargo, nuestras voces se han venido levantando también en pro del programa mínimo de los estudiantes universitarios asumido hasta el  momento por la Mesa Amplia Nacional Estudiantil, y en general por todos los estudiantes universitarios como la cristalización de nuestra unidad en medio de la pluralidad, y, al mismo tiempo como documento rector de nuestro accionar de movilización y de organización hasta que se hagan realidad todos y cada uno de los puntos allí plasmados y que a continuación pasaremos a profundizar.

Cabe decir antes, que este programa es mínimo por dos razones, la primera es porque a diferencia de lo hecho por el gobierno, no creemos en la democracia impositiva, con espacios de socialización o falsas mesas de diálogo en donde unos cuantos responden las preguntas que la comunidad plantea, y por el contrario, pese al escepticismo de algunas personas, como el rector Wasserman, estamos construyendo democracia real, en donde miles de personas intervienen, construyen y argumentan en pro de un ideal común, universidades al servicio del pueblo colombiano, adicionalmente, es mínimo porque hoy, este programa es nuestra bandera de lucha, pero no lo será para siempre, por el contrario es un programa que debe estar cambiando con cada momento histórico, pues los sueños, anhelos y exigencias de los estudiantes universitarios solo tienen por límite lo inalcanzable, la utopía misma.

Ahora sí, sin más preámbulos presentamos ante la opinión pública y el conjunto de la sociedad colombiana nuestro programa mínimo, llamando de paso, a todos aquellos colombianos y colombianas a participar de los espacios de construcción y profundización del modelo de universidad y de educación que hoy requiere el país, porque una nueva universidad, una nueva escuela depende de los aportes, la movilización y el compromiso que con ellas tenga TODA la sociedad colombiana.

Eje Uno            Financiación de la educación como responsabilidad del Estado

Tal como lo hemos venido expresando en múltiples escenarios, la diferencia esencial con la concepción que tiene el Estado de la educación superior es que nosotros la entendemos como un derecho fundamental de la sociedad colombiana y una condición necesaria para el desarrollo nacional.

Argumentamos la concepción de derecho fundamental de la sociedad, en tanto la educación universitaria es, el motor de la sociedad en sus diferentes ámbitos pues permite generar procesos de crítica, proposición y debate de argumentos, en tal sentido, como lo expresó el vocero SUE en la audiencia pública realizada la semana pasada, estamos seguros que es el conjunto de la sociedad quien se beneficia en mayor medida de la generación de conocimiento en las universidades colombianas. Cabe decir también que, defendemos la idea de la educación superior como derecho fundamental de la sociedad colombiana, en tanto la apropiación y producción de conocimiento no son, en sí mismos hechos individuales, en términos de la reforma, un mérito (individual), por el contrario estos dos procesos son hechos sociales producto de la construcción social que ha rodeado a una persona desde el momento mismo de su nacimiento. He ahí una segunda gran diferencia de los estudiantes universitarios con el proyecto de reforma a la ley 30.

Si asumimos decimoprimera definición de la Real Academia Española en su vigesimosegunda edición, un derecho es la “Consecuencia natural del estado de una persona, o de sus relaciones con respecto a otras” y en tal sentido no puede ser una mercancía, es decir bien o un servicio intercambiable por dinero. Los derechos no se transan en el mercado, son inherentes a la existencia de la persona.

Para que en el caso de la educación, esta reflexión sea una realidad, los estudiantes universitarios exigimos financiamiento estatal adecuado a las Universidades Públicas sin condicionamientos, que permitan llegar a la gratuidad educativa tanto en universidades públicas como en universidades privadas, en todos los momentos de la formación y rechazamos de manera íntegra y categórica la nueva Ley de Educación Superior y cualquier medida que tenga como propósito abrirle paso al lucro y a las transnacionales de la Educación Superior, incluyendo aquellas que hacen parte de los Tratados de Libre Comercio y los demás acuerdos comerciales que Colombia adopte sobre ésta materia.

Dadas las actuales condiciones de las universidades públicas colombianas, esta premisa no es otra cosa que (1) el aumento de los recursos estatales a la base presupuestal que den cuenta de la deuda real que tiene el Estado con las universidades por vía del aumento de los costos generados en seguridad social, nomina docente y administrativa, programas de bienestar, aumento de cobertura, investigación e inversión por lo menos en lo que respecta a la implementación de la ley 30/92, (2) el pago de la deuda del Gobierno Nacional y de los entes territoriales con las Universidades Públicas, (3) la generación de una nueva tabla de matrículas para posgrados discutida y acordada con los estudiantes y (4) que se acabe con cualquier mecanismo de autofinanciación de las universidades públicas, puesto que dentro de ninguno de sus fines misionales aparece la generación de recursos económicos, y por el contrario este tipo de prácticas le han restado responsabilidad al Estado para con la educación de los ciudadanos al tiempo que han alejado a las universidades de sus verdaderos fines misionales. Reiteramos, que la mayor ganancia que puede producir una universidad al país entero es generar profesionales íntegros, que desde una visión humanista y transdisciplinaria, acorde con las necesidades del pueblo colombiano aporten a la solución de los principales problemas del país en los diferentes ámbitos y por esa vía impulsen el desarrollo de la sociedad.

Teniendo en cuenta lo anterior, cabe resaltar, que los estudiantes universitarios de Colombia estamos en total desacuerdo en que se profundice el subsidio a la demanda además bajo mecanismos de focalización, creemos por el contrario que las garantías para el ejercicio pleno y real de nuestro derecho a la educación, deben estar dadas por subsidios a la oferta, por garantías presupuestales completas para que haya un aumento de cobertura acorde con las necesidades del país. En consecuencia, ese debe ser el enfoque de financiación de una reforma a la ley 30, no, como propone el gobierno, el fortalecimiento del ICETEX.

Somos conscientes que nuestras perspectivas son altas, y que no todas nuestras exigencias se van a cumplir al tiempo, por lo tanto, creemos fundamental que en tanto exista el ICETEX, se garantice (1) que la educación no será financiarizada ni condicionada por agentes económicos, esto requiere que dicha institución sea financiada exclusivamente por recursos del estado, no por recursos provenientes de deudas con el sector financiero ni con organismos multilaterales de crédito, así tendrá la capacidad de reestructurar sus créditos, suspender los procesos contra quienes no han podido pagarlos y refinanciar los restantes y (2) que los nuevos créditos que se otorguen sean sin capitalización de intereses y cuenten con subsidios por logros académicos, deportivos y culturales de los estudiantes.

Sabemos que muchas personas, a este momento nos deben estar tildando de idealistas utópicos, y deben estar argumentando que todo esto es imposible dada la escasez de recursos para el sector. Pues bien, a todas esas personas y a todo el país, queremos decirles que los estudiantes colombianos tenemos un cómo, al menos 3 propuestas claras de financiación estatal adicional a las universidades a saber:
-      
    La eliminación de exenciones tributarias a las multinacionales e incremento progresivo de la participación estatal en la explotación de recursos naturales, en particular los de tipo minero-energético que le dejaría al Estado colombiano más de 7.5 billones de pesos anualmente, lo que equivale al 1.4% del PIB.

-          La reducción del presupuesto destinado tanto a la guerra como a la deuda pública, a fin de garantizar una financiación plena para la educación.

-          El cese inmediato y retroceso de los procesos de privatización de las empresas de servicios públicos pues parte de las utilidades de estas empresas deberían destinarse al financiamiento de las Universidades Públicas.

Eje Dos             Defensa de la autonomía y la Democracia universitaria.

Parte esencial de las universidades es su autonomía, de hecho es bajo este principio que la humanidad avanza de la época medieval a la ilustración, cuando se rompe con las universidades catedráticas y se desarrollan las universidades “modernas”, claustros de pensamiento que parten del principio filosófico y académico que no hay verdades absolutas, que todo puede ser objeto de cuestionamiento, crítica y mejora bajo la argumentación académica.

En tal sentido, los estudiantes universitarios, hoy reivindicamos nuestros claustros como aquellos escenarios en donde confluyen múltiples ideas, perspectivas, formas de análisis y de expresión, que deben ser regidas, bajo aquel principio filosófico antes expuesto y que se debe materializar en las libertades de cátedra y de aprendizaje, pero que adicionalmente es un principio que se materializa asumiendo que la construcción académica se da no solamente en las clases, sino en los diversos escenarios de investigación, extensión y espacios de socialización de los miembros de la comunidad académica.

Teniendo en cuenta lo anterior, creemos fundamental hoy, exigirle al Estado colombiano además de las libertades antes señaladas, la libertad de investigación en nuestras universidades con plena financiación estatal, investigación que debe atender tanto a los intereses de los académicos, como a las necesidades más sentidas de la nación colombiana, que por ende no puede ser coartada por agentes económicos mediante su financiación y tampoco por organismos ajenos a la universidad que delimiten las “líneas de investigación” que serán patrocinadas por los gobiernos como es el caso hoy de COLCIENCIAS. En cuanto a la extensión, para que esta sea verdaderamente autónoma, es fundamental que sea desmercantilizada, esto quiere decir, por una parte, que no esté sujeta a los grandes convenios que las universidades hacen con empresas especialmente del sector monopólico o trasnacional, y en segundo lugar, que deje de ser fuente de autofinanciación de nuestras universidades, por el contrario, como lo veremos en el último eje del nuestro programa mínimo, nuestra perspectiva es que, conservando la autonomía de las universidades, sea por medio de la extensión que las universidades se relacionen de la mejor manera con el conjunto de la sociedad colombiana.

Ahora bien, la visión de autonomía que hoy defendemos los estudiantes universitarios de todo el país no concluye en esta autonomía por denominarla de alguna manera “académica”, por el contrario, hoy más que nunca, ante la grave crisis que viven nuestras universidades, estamos convencidos que la autonomía solamente puede desarrollarse en tanto la comunidad universitaria  cuente con garantías efectivas para la orientación estratégica de las universidades y de los diferentes estamentos que la componen, es decir, nosotros hoy defendemos la autonomía ligada a la democracia universitaria, al derecho de las comunidades a auto-determinarse en virtud de sus construcciones históricas, sociales y culturales que se materialice claramente en la transformación de los órganos de gobierno de las universidades, haciéndolos verdaderamente democráticos; la posibilidad real de definición autónoma de las agendas investigativas y académicas; de los programas y currículos, con esto adicionalmente estamos rechazando absoluta y vehementemente cualquier intento de estandarización de los programas, bien sea por los exámenes saber-pro, la implementación del sistema de créditos en las universidades, la acreditación, la asignación presupuestal por indicadores o cualquier otro mecanismo que para tal fin promueva el gobierno nacional. Finalmente, nuestra perspectiva de auto-determinación es clara en la necesidad de construir de forma democrática las prioridades del gasto, en base a las necesidades, y definiciones de la comunidad universitaria, sin que esto implique, bajo ninguna circunstancia que se entienda en virtud de la autonomía universitaria la autofinanciación de las universidades.

La bandera que levantamos, como propuesta de democracia es, el cogobierno universitario herramienta que a nuestro juicio mínimamente implica:

i)       la elección democrática y directa de las directivas académico administrativas de las universidades.

ii)    Ampliación de la participación de la comunidad universitaria en los distintos órganos de gobierno universitario y supra universitario.

En términos de evaluación de la calidad de los programas académicos consideramos fundamental crear, reconocer y fortalecer los espacios de auto evaluación permanente en el seno de las comunidades académicas que atienda a  las construcciones históricas sociales, y culturales de cada claustro universitario.

Eje Tres            Garantías de bienestar universitario

En concordancia, con nuestra visión de la vida universitaria más allá de las clases, y nuestro compromiso con la excelencia académica del más alto nivel en la educación superior colombiana, es fundamental para nosotros la exigencia de verdaderas garantías de bienestar universitario, entendiendo por este el conjunto de mecanismos, políticas, planes y programas que posibilitan verdaderamente la integralidad de la formación universitaria.

Por lo tanto debe abrirse el espectro de su accionar de tal forma que garantice (1) la permanencia de los estudiantes en las instituciones de educación superior, (2) la capacidad de todos los estudiantes por contar con elementales prestaciones como salud, alimentación, vivienda, transporte que nos garanticen una vida digna durante nuestra etapa de formación universitaria, de tal forma que todo el tiempo posible sea destinado por los estudiantes a su formación y no a solucionar problemas de tipo económico, situación que sin lugar a dudas repercute en el rendimiento académico de los estudiantes y (3) la formación y el fomento de la vida académica desde lo  social, lo cultural y lo étnico.

En virtud de la conectividad del bienestar universitario, cuando menos con dos de los tres fines misionales de la universidad, la educación y la investigación, exigimos que los recursos para bienestar universitario sean contemplados por los recursos que destina el Estado a las Universidades Públicas, que estos integren su base presupuestal, que sean las comunidades universitarias es quienes definan los programas, campañas, políticas y objetivos del sistema de bienestar en cada una de las instituciones de educación superior, siempre con la perspectiva de contribuir a un bienestar integral en los términos antes señalados.

Exigimos también que todo lo relacionado con el bienestar universitario sea ofertado directamente por las Universidades y no a través de concesiones. Exigencia que encuentra sustento no solo en la precariedad de los servicios ofertados por contratistas, especialmente carentes de una visión coherente, no asistencialista ni focalizada de lo que debe ser el bienestar universitario, o porque en la actualidad, la tercerización de este tipo de servicios refleja claramente el esquema de autofinanciación de las universidades públicas, sino también porque hoy nuestra voz se levanta por el bienestar de toda la comunidad universitaria y asumiendo eso, exigimos las garantías laborales para todos los trabajadores de las instituciones de educación superior, y el primer paso que creemos nuestros claustros deben dar en ese sentido, es la contratación directa de los empleados y para el caso docente el descongelamiento de la planta docente de las universidades, retrocediendo en la contratación de profesores hora cátedra y avanzando en la contratación permanente de los docente de forma tal que haya un verdadero respeto a sus derechos salariales, prestacionales y sindicales.
Finalmente, parte de las garantías que los estudiantes hoy estamos recogiendo en nuestro programa mínimo es la implementación de la tarifa diferencial en el transporte público, pues creemos que nuestro derecho a educarnos, debe estar por encima del derecho de unos cuantos a lucrarse.

Eje Cuatro    Por la excelencia académica de la universidad

Los estudiantes universitarios colombianos, hemos sido tildados, en muchas ocasiones de vagos, sobre todo cuando nos movilizamos, pero lo que ha quedado claro en nuestras múltiples reuniones, por el contrario es que exigimos y construimos excelencia académica en nuestras universidades, en nuestras clases, en nuestras discusiones programáticas y espacios de reflexión en medio de la movilización.

Con ese presupuesto aclarado, es necesario entonces decir que la excelencia académica solamente será producto del respeto y la vigencia real de las garantías para que las comunidades académicas puedan desarrollar de manera óptima su ejercicio académico, para  lo cual, entre otras, hoy se hace necesario:

El descongelamiento de la planta docente de las Universidades Públicas del país y el aumento progresivo de docentes de tiempo completo y de dedicación exclusiva; esto bajo el presupuesto de que la actividad académica de nuestras universidades debe trascender del simple hecho de dictar clases  y fortalecerse como un ejercicio permanente de investigación y formación de los docentes como investigadores y generadores de conocimiento, de redes académicas y escuelas de pensamiento acordes a los requerimientos de la sociedad y del mundo en todas las áreas del saber. Esta exigencia, debe además acompañarse con garantías y planes estratégicos que apunten a la formación periódica de los docentes de tal forma que sus planteamientos académicos y pedagógicos estén en permanente mejoramiento.
El respeto y garantía para el pleno ejercicio de la libertad de cátedra en todas las universidades colombianas.

Que el aumento de cobertura en educación superior se dé sobre la base de financiación adecuada a la Universidad Pública, de tal forma que se pueda cumplir con el anhelo de la universalización de la educación, sin detrimento de la calidad de la misma, por el contrario con una adecuación en infraestructura y herramientas pedagógicas acorde a las necesidades de nuestro país.

Eliminar todos los mecanismos que promuevan la estandarización de los programas académicos especialmente, es necesario que se detengan los procesos de acreditación, tanto de las universidades como de los programas académicos. Si bien ya tratamos este tema en el eje de autonomía universitaria, cuando hablamos de calidad de la educación, y del papel que debe jugar esta en medio de la sociedad con acumulados históricos, culturales, y sociales, los procesos de acreditación no pueden seguir siendo administrados en auspicio del detrimento de la educación superior en el marco de la división internacional del trabajo, la firma de tratados de libre comercio y toda una serie de políticas que apuntan a la reprimarización de la economía nacional y el estancamiento del desarrollo colombiano.

Así mismo, es necesario hoy abandonar esa absurda idea de que las universidades son lugares para la formación en competencias académicas, ciudadanas o laborales, nosotros estamos seguros que el saber leer, el saber escribir, el desarrollo de las capacidades matemáticas son importantes… durante los años de la formación preescolar y primaria. Si hoy el gobierno nacional cree que debemos reforzar en ese tipo de formación, hagámoslo, pero pensándonos un modelo de educación, no solo universitaria sino general diferente, que atienda, entre otros las propuestas que el magisterio ha venido construyendo al respecto. Nuestras universidades, no pueden convertirse en centros de adiestramiento, porque entonces dejarán de ser universidades, dejarán de ser centros de pensamiento, de debate de ideas, para convertirse en grandes fábricas de mano de obra semi calificada a la que le arrebataron la posibilidad de realizarse como sujetos sentipensantes con conciencia histórica y sentido de lo social.

Y finalmente, se hace necesario,  hacer una gran inversión de parte del Estado en la dotación de infraestructura y tecnología para las instituciones de educación superior pública, esta inversión, debe hacerse lo más rápido posible, porque las actuales condiciones de nuestros claustros académicos, las necesidades de las comunidades académicas y la deuda del estado con la sociedad, en asumir la educación superior como base del desarrollo social, justo, democrático y soberano así lo demandan. Rechazamos, que esta exigencia sea respondida con alternativas de crédito para las universidades con fondos de la banca multilateral, la banca privada o el FINDETER, aún más cuando estos préstamos sean asumidos con cargo a los recursos propios de las universidades, porque reiteramos, la educación es un derecho fundamental de la sociedad, en otras palabras una obligación intransferible del Estado colombiano, porque representa así mismo el compromiso de este con la construcción de futuro para el país.

Hacemos un especial llamado en este punto a la construcción de hospitales universitarios y centros de práctica de todas las disciplinas y ciencias de la salud humana, centros en los cuales, todos nuestros compañeros, puedan poner en práctica los conocimientos que durante su formación profesional van adquiriendo para que en una relación dialéctica entre la teoría y la práctica, es decir en la praxis, se constituyan como mejores médicos, odontólogos, fisioterapeutas, enfermeros, trabajadores sociales, sicólogos etc. Al mismo tiempo que aportamos al mejoramiento de la calidad de vida del pueblo colombiano al margen del perverso régimen de salud que hoy a miles de colombianos privados de los que también son derechos fundamentales a nuestro entender, el de la salud y el de la vida digna.

Eje Cinco        Respeto y garantía para las libertades democráticas de movilización y organización

b)      Desmonte de la seguridad privada de las universidades públicas.

Respeto y apoyo tanto a las expresiones culturales, políticas y sociales al interior de las Universidades, como a las formas de organización estudiantil, profesoral y sindical.

Exigimos garantías para el goce efectivo de los Derechos Humanos, por tanto rechazamos la militarización de los campus y la persecución hacia miembros de la comunidad universitaria.

De igual manera nos oponemos a las acciones tendientes a estigmatizar al movimiento universitario y exigimos respeto a la movilización social y al derecho a la protesta, así como a las demás libertades y derechos democráticos.

Eje Seis             La construcción de universidad relacionada con la problemática social colombiana.

c)       Pertinencia en la investigación y en la extensión académica.

La universidad colombiana debe estar ligada a las necesidades más sentidas del pueblo colombiano y al desarrollo y progreso de su mercado interno, por tanto su actividad académica e investigativa estará a su servicio. Esto implica que la universidad pública debe discutir y adoptar un nuevo modelo pedagógico que afronte, discuta y genere alternativas con respecto a las problemáticas sociales, económicas y medio ambientales que afronta el país, al mismo tiempo que vincula a los grupos étnicos y culturales que componen la nación colombiana.

Entendemos que la extensión universitaria hace parte integral del quehacer académico de la universidad motivo por el cual este debe responder a las prioridades y necesidades del pueblo colombiano.

Exigimos la creación de hospitales universitarios plenamente financiados por el Estado al servicio de la comunidad académica y de los colombianos y no al servicio del sector privado.
El estudiantado exhorta la concreción de la solución política y dialogada al conflicto armado interno que vive el país.

Organización de Estudiantes Conciencia Crítica

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