domingo, 6 de noviembre de 2011

Carta de un estudiante de la Univalle a sus padres

Todavía recuerdo cuando llegaste sonriendo, me abrazaste con tanta fuerza que parecería me dejarías sin aliento, pusiste en mis manos el pin de Univalle, y me dijiste: “hijo/a, hoy empezamos a construir un sueño”. Perdóname si no te di las gracias en ese momento, no entendía por qué lo hacías ni la razón de tu desbordada alegría. Tú querías que yo estudiara en la Universidad del Valle.

Hoy, sintiéndome 100% Univalluna/o lo comprendo y por eso te escribo, porque sé que una educación de calidad no es solamente tu sueño, no es solamente mi sueño, es el sueño de muchos padres y de muchas madres, de muchos jóvenes como yo que quieren formarse para ser mejores personas, para vivir mejor, para construir una sociedad más justa, con oportunidades para todos, donde las personas convivan de forma pacífica. Pero este sueño está siendo amenazado por la reforma a la educación superior que está promoviendo el gobierno nacional. Por eso te invito para que mi causa y la de mis compañeros/as sea también tu causa.

¿Qué está pasando en la U?

Con el Proyecto de Reforma a la Ley 30 de 1992, que cursa actualmente en el Congreso de la República, se despierta un movimiento estudiantil que busca extenderse a toda la población colombiana. Este movimiento va en contra de ese proyecto y de todo un conjunto de medidas que atentan contra la educación superior colombiana pues la concibe como un servicio público, y no propiamente como un derecho fundamental. Este derecho está consagrado en el Artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el cual se afirma: “Toda persona tiene derecho a la educación […] el acceso a los estudios superiores será igual para todos”. Y esto sólo es posible si el Estado la financia con recursos públicos (recursos que salen del pago de nuestros impuestos).

Pero tú me dirás ¡Yo pago tu educación! La verdad es que pagas una parte mínima pues, hasta ahora, la mayor parte del costo de mi educación es subsidiado por el Estado. Pero, de prosperar la Reforma, la educación de mi hermano correrá totalmente por tu cuenta, pues el Estado se liberará de su responsabilidad y te la entregará a ti, y también a él. ¿Cómo? A través de entidades como el ICETEX que le otorgarán un crédito a largo plazo que tú y él deberán pagar (funciona igual que con los bancos). Probablemente, algún día obtendrá su título profesional, pero él estará endeudado durante los siguientes quince años, sin esperanzas de cursar un pos-grado (otro de tus sueños), y con el 30% de su sueldo, o más, comprometido para pagar dicho crédito. ¿Cuál será entonces su calidad de vida? Quizás se vea obligado a recurrir a ti para poder subsistir y a su vez pagar la deuda. ¿Y qué pasará entonces con mi hermanita menor?

De otro lado, si bien el Proyecto de Ley de Educación Superior promete mayor cobertura (600.000 nuevos cupos) no garantiza la calidad de la educación para un cupo tan amplio como el que se anuncia. No soy egoísta, claro que estoy de acuerdo con que muchas personas ingresen a la Universidad, pero quiero que estudien en las mejores condiciones. Me temo que con las limitaciones de financiación que propone la Reforma no habría planta física ni equipos adecuados, ni profesores suficientes, ni condiciones para hacer investigación, ni servicio médico, ni restaurante, para suplir las necesidades de todos los estudiantes que ingresarían, y las de los que ya se encuentran en la universidad. ¿En qué quedará entonces el sueño de la formación integral?

Créeme cuando te digo que esa Reforma pone en riesgo la estabilidad económica de las universidades públicas, las cuales no estarían en capacidad de responder a sus múltiples obligaciones porque los recursos destinados por el Estado serían insuficientes. Yo sé leer, yo sé sumar!

Frente a esto, los estudiantes, que también somos ciudadanos, hemos decidido recurrir al PARO como un mecanismo de protesta pacífica para defender nuestro derecho, y el de las futuras generaciones, a la educación. Pero no se trata de un paro para quedarme en la casa durmiendo o viendo TV, el carácter del paro es dinámico, es decir, hay una serie de actividades académicas, culturales, y sociales en las que participa toda la comunidad universitaria (estudiantes, profesores/as, personal administrativo, trabajadores/as, y egresados/as), construyendo propuestas para hacer posible una educación de calidad para todos/as. ¡SOLO FALTAS TÚ!

No te preocupes, entonces, cuando salgo y te digo que voy para la “U”. ¡No estoy perdiendo el tiempo, estoy trabajando por un futuro mejor!

Finalmente, te pido que no me dejes solo/sola y te invito para que me apoyes y participes en nuestras actividades que buscan sensibilizar a todos los ciudadanas/os y comprometerlos con la defensa del derecho a la educación y, a través de éste, con la construcción de un mejor país para las nuevas generaciones.

¡Cuento con tu apoyo!

Te quiero.

Tu hijo/Tu hija

Santiago de Cali, Noviembre de 2011

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