El pasado domingo 30 de octubre se habilitaron miles de urnas en todo el territorio colombiano; toneladas de papel y cartón se desperdiciaron no sólo en la nefasta jornada, sino además en las campañas electorales que fueron acompañadas por reiteradas irregularidades en varios puntos del país.
El trasteo de votos, la compraventa de los mismos, la repartición ilegal de material de campaña, las fallas en el sistema de identificación biométrico, el marcado abstencionismo por las problemáticas sociales y climáticas aun no resueltas, los enfrentamientos con el ESMAD, entre muchas otras dificultades; fueron los verdaderos protagonistas de los comicios y no el triunfo de la democracia como lo quiere hacer ver el gobierno central.
¿Qué nos queda? El sin sabor de haber sido una vez más títeres de esta maquinaria “democrática” sólo en apariencia, de haber sido manipulados una vez más por las encuestas y los medios masivos de desinformación, de sentirnos engañados e inconformes –de ahí tantas protestas después de las elecciones–, de vivir en carne propia la represión del Estado ante la falta de sumisión del pueblo colombiano, la desilusión de miles que todavía conservaban algo de fe frente a la democracia... en fin toneladas y toneladas de papel lanzados a la basura.
Sin embargo no todo el panorama es desesperanzador, se evidencia que miles de colombianos y colombianas han comenzando a abrir los ojos y darse cuenta que este sistema opresor y engañador no es el mejor, que no es la opción que queremos para las generaciones venideras y que juntos podemos y debemos alzar nuestra voz de protesta.
!Nuestros sueños no caben en sus urnas!
Cindy, esudiante UdeA
Cindy, esudiante UdeA
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