Cuando gramsci hablaba de que el socialismo es la esperanza, es porque evidentemente el capitalismo es autorreferencial, y es optimista de si mismo, pero pesimista de cualquier tipo de utopía. Invertir la razón burguesa, ponerla de cabeza es entonces poner la Esperanza en la utopía, y en el capitalismo el pesimismo y el desencanto. Y no por capricho, sino porque desde cualquier arista ideológica se ha comprendido el carácter alienante, cosificante y negador de lo humano en el capitalismo. Desde la perspectiva marxista al señalar que nuestra propia vida es una mercancía, pasando por el existencialismo sartreano o la fenomenología de Heidegger, se encuentra en todos el desencanto de un proyecto moderno que para que pueda hablar del SER. Debe negarle hasta el DASEIN – el estar arrojado en el mundo- a millones de seres humanos . Inclusive la misma perspectiva neoliberal plantea el fracaso del proyecto moderno capitalista, pero señala que es el mejor de los mundos posibles.
Podemos decir entonces que desde cualquier posición política hay un consenso sobre la realidad –pesimismo de la razón- pero la diferencia está en la praxis. , en el modo de actuar en la realidad. Podemos decir que hay dos tipos de optimismo de la voluntad: uno de carácter transformador y otro de tipo anacrónico, estático y conservador. El primero es el punto de partida de Gramsci, que implicaría transformar unas estructuras sociales en busca de la esperanza: esto es de una sociedad donde sea menos difícil amar, donde nadie valga por lo que tiene, o por la capacidad de ser una mercancía, sino por lo que vale efectivamente.
El otro optimismo de la voluntad es al que estamos asistiendo en la actualidad, un optimismo que se fundamenta en la capacidad de “gozar” y como diría Zizek la obligación de “SER FELIZ” y disfrutar del mundo de la vida, o de lo contrario vendría la frustración patológica asociada a la categoría de “perdedor” o “loser”. La sociedad permisiva, en donde independiente de la clase social, es posible en las fracciones de tiempo libre consumir licor, droga, tener sexo libremente, comprar por medio del crédito, pertenecer a cualquier tipo de sociedad o cultura; es la que por medio de ese falso optimismo nos subjetiva a gozar la libertad, pero a dejar de pensar y vivir la libertad y la igualdad.
Tener que pensar con el pesimismo de la razón, es darnos cuenta que somos mercancías y de que si somos conscientes de ello – es parafraseando a Sartre – por que alguna vez no lo fuimos, y que por lo tanto por medio de la lucha de clases, política, simbólica y académica, es decir, por medio de las voluntades sociales colectivas se abre la puerta para desalinearnos, los sin techo, sin plata, sin educación, sin trabajo diariamente nos señalan esa ruta posible. Ya lo había dicho el viejo Lenin “El momento no es hoy, pero amanecerá mañana” . la marcha patriótica avanza hacia ese mañana, con un pueblo lleno de voluntad de hacer una segunda y definitiva independencia.
HENRY LEONEL GOMEZ. DOCENTE DE CIENCIAAS SOCIALES.
MAGISTER EN EDUCACION ©
Prensa Universidad
Desde las aulas, hacia Colombia.
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