Por: Universidad Pública Resiste
La iluminación de aquellos muros del campus universitario, acompañados del sabor de una alegría incansable, del olor a esperanza y transformación social, sobre todo del tacto de la lucha y movilización estudiantil durante el año anterior, pueden considerarse dentro de la memoria histórica de los procesos estudiantiles. Estas danzas, coplas, poemas, imágenes, creaciones artísticas, en si, todo aquello diferente a lo cotidiano fue acallado con el devastador gris. Gris de represión, gris de irrespeto, gris de silencio, es decir un único gris.
La Universidad Nacional de hoy, sin ser totalmente distinta, sí es diferente. La perdida de las obras artísticas realizadas por aquellas personas que hemos habitado o que sentimos el campus de manera singular; además de las diversas medidas que van en contravía del respeto y reconocimiento como parte integral hacia la población universitaria argumentando una supuesta generación de espacios de “sana convivencia”, impulsan una sensación de desasosiego frente al devenir participativo estudiantil, bien sea desde el aprendizaje autónomo y multidisciplinar -no solo la academia especifica- o de la apropiación del espacio de uso público como medio de identificación. De ahí que, el pretender aprobar programas que al fin de cuentas genera un coartamiento de la libre expresión de los estudiantes, argumentando estar “facultados” en base a la concesión que otorga el estado a ciertos “responsables” del orden dentro de la universidad, y que estos mediante actos administrativos generan una perdida en la aceptación multicultural expuesta en los principios misionales y en la carta política colombiana como norma de normas.
Para nuestra suerte, la diversidad que concurrimos en los pasillos, en los salones y en general en el campus universitario, construimos nuestra propia territorialidad; elaboramos, tomamos y retroalimentamos nuestras propias representatividades, establecemos nuestros sueños y hacemos uso de la imaginación con desbordante entusiasmo.
Somos como el ave fénix que renace de sus cenizas y frente a la represión e ironía institucional, la distorsionamos con la fuerza y la lucha estudiantil.
Por esto, solo queda por decir:
“Contra la represión pintaremos hasta el cielo”
Fuente: U. Pública Resiste
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