lunes, 17 de septiembre de 2012

Saludo del Comité Patriótico Distrital a los estudiantes de la Universidad de Cundinamarca


“Instrúyanse porque necesitaremos toda nuestra inteligencia.
Conmuévanse, porque necesitaremos todo nuestro entusiasmo.
Organícense, porque necesitaremos toda nuestra fuerza.”
Antonio Gramsci


Las lógicas despóticas que actualmente rigen a la sociedad colombiana permean todas las esferas. El afán del capital por ocupar todos los espacios de la vida nacional ha encontrado benevolencia en el gobierno de Juan Manuel Santos, en donde las lógicas del mercado se han encargado de definir los rumbos de los más elementales derechos de los colombianos y las colombianas. 

Las llamadas locomotoras del desarrollo, que ha llevado a cabo el actual gobierno, no son otra cosa que las puertas abiertas para el saqueo y la explotación, cuyo rumbo conduce inevitablemente al abismo del despojo y la dominación; no obstante, sus locomotoras de la miseria han encontrado a un pueblo que Marcha subido en las populares chivas y carrozas de la esperanza. 

Bogotá y Cundinamarca representan, para el modelo del despojo y la muerte, el centro de sus más avarientos negocios. El gran capital tiene allí establecido uno de los pivotes fundamentales para determinar las directrices que en materia de acumulación y de consumo se plantean para el plano regional, nacional e internacional. En ese sentido, la construcción de la ciudad-región resulta vital para configurar la estrategia de dominación, haciendo necesaria la reacción de las mayorías, optando éstas por el justo camino de la rebeldía, la resistencia y la organización. 

Así, en el centro de negocios de los dueños de este país, en la Cundinamarca de José María Carbonell, de Nariño, de Jorge Eliecer Gaitán, del Padre Camilo Torres y de cientos de miles de luchadores y luchadoras sociales que han entregado su vida al sueño de construir un mejor país, vienen sucediendo una serie de acontecimientos, cercenadores de todo tipo de derechos (trabajo, salud, educación, vivienda, servicios públicos, etc.) que profundizan ese llamado urgente a la unidad. 

La Universidad de Cundinamarca no es ajena a las lógicas que dominan al conjunto de la educación superior en Colombia. El afán privatizador del Gobierno Nacional, vehementemente contestado por la MANE y las diversas fuerzas sociales y populares, se manifiesta principalmente en la desfinanciación de las Universidades Públicas, sustituyendo esto por incentivos a la demanda, la pérdida de autonomía de los claustros universitarios y la antidemocracia que en estos impera, son el camino del régimen que, de la mano de una militarización (y paramilitarización) de las mismas, reprime y condena al desprestigio, la persecución y hasta la muerte a quienes plantean la construcción de una nueva universidad para un nuevo país. 

Hoy los y las estudiantes de la Universidad de Cundinamarca están en huelga de hambre. Ello constituye un acto rotundo de dignidad por la defensa de lo público, clausurada por los altos costos de las matrículas que, además de distar de una idea de gratuidad, se hacen igual de elevados para el conjunto de los estudiantes; por la calidad educativa, violentada por el recorte de semanas de estudio y una serie de políticas académicas rotundamente regresivas para el estudiantado; por la dignidad misma que se construye peleando porque la educación sea un bien común y un derecho fundamental y, en suma, por niveles de calidad que no se piensen en términos de la estandarización del conocimiento, sino del saber artístico, científico y crítico que han de construir la Patria. 

La Marcha Patriótica se asume en la pelea por una nueva educación, por lo que respalda al movimiento estudiantil organizado en torno a la Mesa Amplia Nacional Estudiantil, la cual ha adelantado una construcción programática que contiene a día de hoy una exposición de motivos que condensa las demandas más sentidas del grueso de los estudiantes colombianos. 

Tienen que saber, compañeros y compañeras que no están solos. En Bogotá hay un Consejo Patriótico que toma como propia la lucha que se libra en la Universidad de Cundinamarca. Por ello, la pelea de la UDEC no es aislada, es una pelea de país que tiene banderas comunes y que solo va a salir adelante ratificando el llamado unitario a ser parte de la movilización y la organización, para construir de manera conjunta las banderas de lucha por un nuevo modelo de educación superior y de país, en donde el movimiento social construye banderas de unidad en el día a día que van a tenderse, entre otras muchas oportunidades, el próximo 12 de octubre en el Paro Nacional, donde las banderas de los y las estudiantes de la Universidad de Cundinamarca, serán alzadas por millones de patriotas dispuestos a jugársela por la dignidad de este pueblo manoseado.


“No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante.” Ernesto ´Che´ Guevara.

POR UNA EDUCACIÓN PARA LA SEGUNDA INDEPENDENCIA

POR UNA UNIVERSIDAD CRÍTICA, PROPOSITIVA Y TRANSFORMADORA

ESTA EN MARCHA LA ESPERANZA, ESTA EN MARCHA LA DIGNIDAD

VIVAN LOS ESTUDIANTES, VIVA LA UNIVERSIDAD DE CUNDINAMARCA

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