Colombia es un país que ha forjado su historia a la luz de un extenso conflicto social, político, económico y armado, donde la desigualdad social, la corrupción, la persecución política, han sido algunas de las tantas realidades que han construido la Colombia que hoy conocemos. Esto ha sido consecuencia de un modelo económico impuesto que desdibuja por completo el tejido social existente y busca simplemente generar una sociedad de consumo que tenga el individualismo como proyecto de vida, donde las personas dejan de ser un actor político para convertirse en una simple mercancía.
Las principales víctimas de este conflicto han sido las comunidades campesinas, que además de vivir a diario el fragor de la guerra, han sido olvidadas por el estado colombiano, negando al campesino el derecho a la salud, la educación, la vivienda digna, la tierra e incluso la vida. Esto ha cambiado la estructura social del país ya que una gran parte de nuestros campesinos han tenido que engrosar los cinturones de miseria de los principales centros urbanos y dejar sus tierras en manos de grupos paramilitares o empresas multinacionales que explotan indiscriminadamente nuestros recursos naturales.
Pero esta realidad que constantemente demuestra ir en contra del pueblo colombiano ha sido motor para la resistencia social de nuestro país, donde las luchas obreras, campesinas, estudiantiles e indígenas han tenido la fuerza para hacer frente a un modelo capitalista que ha sido instaurado bajo una política de terror, impulsada por el estado, las elites económicas y los grupos paramilitares.
En la actualidad, un ejemplo vivo de estos procesos de resistencia es la región del Catatumbo, que históricamente ha sido centro del conflicto social y armado del país. Pero para entender la complejidad de las problemáticas de la región es necesario recordar, en primer lugar, que el paramilitarismo y el terrorismo de estado llevan décadas eliminando toda opción de esperanza y cambio en la región, asesinando líderes comunales, campesinos, indígenas, estudiantes y toda personas que plantea la necesidad de subvertir el orden del país y la región. En segundo lugar, que el Catatumbo es una zona, como tantas otras en el país, donde hay una gran riqueza de recursos mineros, lo que ha conllevado a que las empresas multinacionales se apropien de grandes extensiones de tierra por medios legales e ilegales y acaben con los ecosistemas y las comunidades que allí habitan. Por último el abandono estatal, que se traduce en una inexistente política de desarrollo agrario integral, ha llevado a las comunidades a ver en la siembra de coca su única alternativa de subsistencia.
Las comunidades agrarias del Catatumbo, agotando toda opción de dialogo con el gobierno local, departamental y nacional, decidieron impulsar una jornada de protesta que inició el día 12 de junio con el bloqueo de la vía que comunica a Tibú con Cúcuta, lo que buscaba generar un mecanismo de presión pacífico que llevara al gobierno nacional a conformar una mesa de interlocución y acuerdo con las comunidades campesinas, con el fin de discutir y dar solución a las principales problemáticas que afectan a la región, pero la respuesta del estado fue desde un principio la violencia desmedida, generando un gran despliegue de miembros del Escuadrón Móvil Antidisturbios y el Ejército Nacional.
Pero incluso con toda la fuerza represiva del estado en su contra, las comunidades del Catatumbo, que ha sido acompañada y respaldada por la Asociación Campesina del Catatumbo, siguen resistiendo y defiendo sus exigencias, con las que buscan solventar problemas estructurales de la región, dentro de sus propuestas están las siguientes:
• La declaración inmediata de la Zona de Reserva Campesina (ZRC) del Catatumbo, esto en el marco del cumplimiento de las obligaciones legales que tiene el INCODER, en virtud del artículo 81 de la ley 160 de 1994 y del decreto 1777 de 1996, así como los acuerdos suscritos entre la Asociación Campesina del Catatumbo y la institucionalidad local y departamental.
• Definir claramente la ruta de financiación e iniciar la ejecución inmediata de los proyectos priorizados del Plan de Desarrollo Sostenible (PDS) de la ZRC.
• La suspensión inmediata e indefinida de las erradicaciones forzadas de los cultivos de coca y ejecución de un programa de sustitución gradual y concertado de los cultivos de uso ilícito en el marco de la propuesta productiva del PDS-ZRC.
• Subsidios de $ 1.500.000 para mitigar la crisis alimentaria producida por las erradicaciones forzadas de los cultivos de coca, subsidio que debe mantenerse al menos dos años o mientras se implementen los proyectos productivos del PDS-ZRC.
• La suspensión de las políticas y planes minero-energéticos que se quieren desarrollar en la ZRC del Catatumbo. Que sea reconocido el derecho de las comunidades campesinas a ser consultadas y participar en todas las decisiones que puedan afectarles.
• La suspensión de la política del Plan de Consolidación en el territorio de la ZRC del Catatumbo.
• El respeto, protección y promoción de derechos humanos, que incluye:
a. reconocimiento político por parte del Gobierno Nacional y Fuerza Pública donde se reconozca el carácter civil de los campesinos organizados en la Asociación Campesina del Catatumbo.
b. Impulso de las investigaciones a las denuncias por las violaciones a los derechos humanos.
c. Conformar una comisión de verificación para hacer seguimiento a las graves denuncias de violación de derechos humanos y la persecución política y judicial.
d. Tratar la problemática de los cultivos de coca no como un asunto penal y criminal, sino como un problema político, económico y social.
e. Adelantar las investigaciones y aclaraciones por los graves hechos que ocurrieron el día sábado 15 de junio en La Cuatro, y establecer un procedimiento claro que logre la reparación integral a los afectados.
• Mientras que para el casco urbano de Tibú y sus veredas aledañas se exige el suministro de gas natural, suministro de agua potable, garantías del suministro de la electrificación, pavimentación de vías Cúcuta-Tibú y de las vías de acceso a las veredas y de las calles del casco urbano, creación de la universidad, hospital de tercer nivel para Tibú, bienes, servicios y mano de obra para la comunidad tibuyana por parte de Ecopetrol.
Bajo esta crítica situación de violación al DDHH enmarcado en los procesos de movilización que se vienen adelantando en la región del Catatumbo, la organización Conciencia Crítica expresa su absoluta e incondicional solidaridad al proceso de lucha y resistencia campesina; haciendo público nuestro rechazo a:
• La indiferencia del gobierno nacional para discutir las problemáticas estructurales del sector rural colombiano, dilatando e incumpliendo los acuerdos pactados con la comunidad y evadiendo la conformación de la mesa de interlocución y acuerdo.
• La participación del Ejército Nacional como actor en la mesa de Interlocución y Acuerdo dado que han sido actores fundamentales en la recurrente violación a los derechos humanos dentro de la región.
• La sistemática violación de los Derechos Humanos en las jornadas de protesta, traducidas en el uso desmedido de la fuerza por medio de armas de fuego, los atentados a la vida y la integridad físicas de los campesino, la destrucción de las pertenencias de los manifestantes, así como de sus víveres y alimentos preparados; además de la destrucción de los medios de transporte por parte de la policía.
Así mismo, como organización exigimos que el gobierno nacional genere de manera inmediata delegados con carácter decisorio para que conformen la mesa de Interlocución y Acuerdo con el fin de dar cumplimiento a las reivindicaciones anteriormente expresadas en este documento, en especial hacemos un énfasis puntual en la necesidad de la conformación y aprobación de la Zona De Reserva Campesina para el Catatumbo y su Plan de Desarrollo Alternativo. Exigimos que el estado cese su política de represión contra los manifestantes, desmilitarizando los municipios donde se adelantan las protestas, ya que el ejército nacional no debe generar un control en las movilizaciones sociales.
Por último responsabilizamos al estado de todas las violaciones a los derechos humanos que se han hecho sobre la comunidad y de todo hecho que pueda ocurrir en los próximos días si se mantiene la represión desproporcionada.
La organización Conciencia Crítica hace el llamado al pueblo colombiano de apropiarse de estas luchas, de entender que es necesario construir un país distinto que promueva el cumplimiento de los derechos humanos, la equidad, un desarrollo agrario integral, políticas económicas y sociales favorables que sirvan como garantes de la calidad de vida en todos los sectores de la población colombiana pero especialmente el de nuestros campesinos y campesinas, necesitamos unir fuerzas para luchar por una paz con justicia social que permita construir esa Colombia con la que todos soñamos.
Dado a los 20 días del mes de junio del año 2013.
Organización Conciencia Crítica
Fuente: Prensa Rural
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