lunes, 16 de septiembre de 2013

Un futuro incierto... La crisis del Hospital Universitario de Santander y el alentador panorama de movilización



Foto: Cristhian Hernández

Por: Nicolás Durán Sandoval *

La dirigencia departamental creía que la salud no tenía dolientes y abandonó durante 2 años al HUS con obras de reforzamiento que recrudecen las condiciones indignas en que se pretende hacer efectivo el derecho a la salud. Ahora, escamotea audazmente presentando contingencias que demuestran la improvisación ante el levantamiento del estudiantado exigiendo soluciones para el pueblo mal tratado y enfermo, que se encuentra con la muerte dentro de este llamado “hospital de combate”.

El levantamiento del estudiantado lo que hizo fue destapar una olla podrida, en donde el mal olor despedido por la misma, genera desasosiego y malestar en todo aquel que comienza a escuchar las denuncias estudiantiles. Frente a esta situación el gobierno departamental y la gerencia del hospital se ven obligados a aceptar de manera descarada la nula planificación del proyecto de reforzamiento y modernización, así como también las fallas estructurales del sistema de salud a quién en últimas pretenden culpar de todas las vidas truncadas al interior del HUS.

Sería injusto que el personal asistencial y los estudiantes padezcan la condena de todos estos homicidios culposos; pues al no haber una clara intención de matar, sin embargo, bajo el conocimiento de las consecuencias de atender en estas condiciones, la defunción sucede.

Aquí lo que pasa es que la denuncia preocupa a los directamente responsables de todas estas muertes. La imposición de este plan de contingencia no es más que un llamado de atención para aceptar la realidad patas arriba, regresar a la “normalidad académica” donde la voz de aquel infartado que no recibe el manejo adecuado por falta de equipos en un hospital, que acorde a su nivel de complejidad, debería tenerlos; también de aquel joven que se somete a una apendicetomía y corre mayor riesgo de complicaciones postoperatorias a falta de quirófanos que cumplan la norma; la voz de aquel estudiante que después de sufrir un accidente en moto va tener que prescindir del servicio de rehabilitación producto de la falta de compromiso y seriedad de quienes aceptaron el dichoso plan de contingencia.

Los estudiantes despertamos presos de un extraño malestar. La sospecha de que el orden actual de las cosas iba en contra de nuestra humanidad, y que, de continuar pasivos, irremediablemente terminaríamos convirtiéndonos en víctimas y victimarios cómplices.

Al comienzo éramos solo los estudiantes de la Facultad de Salud, después era la Universidad Industrial de Santander entera, ahora somos un pequeño sector de la sociedad santandereana, y lo que seremos es todo un enigma muy alentador.

Hace parte del himno de este departamento aquello que dice: “siempre adelante, ni un paso atrás”. Si bien hemos avanzado y el camino es largo para lograr el hospital público, universitario y al servicio del pueblo que soñamos, el punto innegociable que condiciona la supresión del cese de actividades, que es la mejora en la calidad de la atención, exige mucho más que la imposición de un plan de contingencia improvisado.
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* Estudiante de 5to Nivel de Medicina de la Universidad Industrial de Santander
Activista de la Federación Universitaria Nacional Comisiones - FUN Comisiones
Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo - MODEP

Fuente: UIS no es UNO

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