Por: María Botero
Este artículo no pretende hacer una crítica fehaciente, simplemente una crítica constructiva tendiente a mejorar algunas actuaciones de ciertos sectores estudiantiles que me parecen preocupantes para la salud y el bienestar del movimiento estudiantil colombiano.
Es normal que en medio de una movilización o después de pasada la misma, los medios acudan a los considerados dirigentes de la manifestación estudiantil. Lo preocupante y de fondo es si se debe acceder a todo tipo de entrevistas y como encarar las mismas.
Dos hechos marcan la necesidad de realizar este escrito, la primera de ellas la entrevista realizada a una reconocida activista estudiantil en la revista CROMOS, la que más que parecer un encuentro entre entrevistador – entrevistado, podría leerse como una conversación de la activista con una amiga sentada en la sala de su casa, contando historias de su vida y dejando de lado lo que debería ser realmente el centro de la entrevista: El Movimiento Estudiantil y la MANE.
Leyendo el artículo hubo varios momentos en los que realmente me sentí ofendida, por ejemplo, la introducción que el periodista hace de la entrevistada, que es el propio de una revista que se dedica a sacar las fotos de las reinas de belleza que cada año van a Cartagena a pelear por una corona que no representa nada para la mayoría de los colombianos. Ya entrando en el diálogo sostenido entre los dos personajes, hubo varias cosas que me llamaron la atención, primero el tono desparpajado en el que se realizó (como ya mencioné anteriormente refiriéndome a la amiga de visita en la casa sentada en la sala), segundo y tal vez más importante que lo central de la entrevista fue la vida personal de la señorita y no lo que ella representa, en este caso a los estudiantes reunidos en la MANE.
Hay algo importante a tener en cuenta: si acudieron a ella para hacer un artículo para publicar no fue precisamente por el interés en su vida personal, sino en la representación que realizó de los estudiantes en la MANE y en la mesa de negociación con el Gobierno Nacional. Es decir, muy sabiamente el señor entrevistador le manejó magistralmente a la entrevistada una cosa de la que todos sufrimos, pero de la que debemos cuidarnos para no hacer cosas tan descabelladas como las ocurridas en este caso: la vanidad.
Un segundo hecho que llamo mi atención tiene que ver con una reconocida Federación de estudiantes (entiéndase la FEU). Un día una buena amiga me mostró un documental que se llama “Viva la U, Viva”, me senté frente al computador emocionada, pensando que realmente encontraría un documental que retratara la movilización estudiantil y me encontré con propaganda política no pagada de dicha organización.
Después de ver el video me surgieron varias preguntas: ¿o sea que fue la Federación la que logró sola y como por arte de magia la movilización nacional Universitaria?, ¿fue la Federación la que logró en su congreso decidir y decirle a todos los estudiantes que se movilizaron que había que parar y movilizarse?, ¿donde queda la importancia que tienen los otros grupos estudiantiles y los estudiantes de a pie que no se encuentran organizados pero que también se pelearon la no reforma a la ley 30?, ¿o sea que nadie mas participó?, ¿o sea que nadie más estuvo sentado en la MANE?.
Conociendo la realidad de la movilización estudiantil me sentí insultada y no por mí sino por los otros estudiantes. La cosa es que también se les olvidó que a pesar de ser una organización, su principal interés tiene que ser la pelea por la educación pública y hasta donde sé, ellos no son los únicos interesados en ese fin.
A los miembros de la Federación que aparecen allí también se les olvidó que la Educación pública es de todos y que la pelea no la dieron solos, sino que participaron los estudiantes en su generalidad, los trabajadores y los profesores, estamentos a los que de paso sea dicho, poco se les ha reconocido.
Se les olvido también que no es un grupo, sino lo que representa. En este contexto la movilización fue hecha por todos y peleada también por todos, entonces ¿porque no reconocer que se construyó entre todos, incluidas las otras organizaciones estudiantiles y los estudiantes no organizados?.
A ellos como FEU se los comió la vanidad y las ganas de reconocimiento, vanidad más propia y personalizada, y ganas de reconocimiento que para decir la verdad sonó descarada y de mal gusto. Ganas de un reconocimiento que, y es importante decirlo, no es solo de ellos (no voy a decir que su participación no fue de gran valía e importancia y que también jalonaron cosas muy importantes e iniciativas que vale la pena reconocer), sino de cada uno de los estudiantes, padres, profesores, trabajadores y miembros de la sociedad en general que se movilizaron para lograr una universidad viva en vez de una universidad agonizante, que sería lo que tendríamos hoy si hubiera sido aprobada la reforma a la ya de por si fatídica ley 30.
Esto es un llamado a recordar quienes somos y a quien representamos antes de salir a decir cosas indebidas o simplemente a recibir reconocimientos ignorando a los otros, dejando de lado la importancia de lo que los demás hacen. Es un llamado a dejar de lado la vanidad para poder pensar con cabeza fría y medir las consecuencias de lo que estamos diciendo y haciendo, a acordarse de que cada vez que se lea la mencionada entrevista o se mire el famoso documental no se está pensando en uno, se está pensando en el conjunto de los estudiantes colombianos encarnados en esos personajes que se ven allí sentados hablando en nombre de unos o de todos.
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