lunes, 6 de febrero de 2012

Cuestionan las condiciones de los profesores con Doctorado en la Universidad Nacional


Eduardo Sáenz Rovner, Ph.D, es profesor titular de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional, y ha enviado una carta pública en la que indica cómo los profesores de esa Universidad, con título doctoral, se están yendo de dicha IES, no por bajos reconocimientos salariales, sino por las condiciones desestimulantes que ofrece la Universidad para su crecimiento profesional como docentes e investigadores.

Un interesante tema para reflexionar sobre cuáles son los roles que debe asumir un profesor de tiempo completo en una universidad pública, y también privada. El siguiente es el texto de la comunicación:

A los profesores y profesoras del Consejo Académico:

A comienzos de la rectoría de Marco Palacios invité a colegas con Ph.D. a participar en los nuevos concursos académicos. Lo hice porque yo sí creo en la universidad de investigación y consideraba que si alguna universidad colombiana podía alcanzar estándares internacionales esa sería la Universidad Nacional. Conocí a muchos profesores que ganaron sus concursos pero muy prontamente empezaban a manifestar sus inquietudes. Primero: muchos colegas los miraban con recelo por tener Doctorado (!!). Segundo: el estatuto que los regía y la carga docente que se les imponía reñían con sus expectativas de mantener estándares de investigación como los de las universidades extranjeras donde habían estudiado.

He visto con tristeza cómo cinco profesores con Doctorado norteamericano o europeo de la Escuela de Economía de mi Facultad se han marchado. Tres de ellos me manifestaron personalmente su desilusión (ninguno de ellos se fue "por la plata", como algunos afirman en la Facultad, sino por las condiciones desestimulantes que ofrecía la universidad). Y para que no queden dudas, estoy dispuesto a sostener lo que digo en público. ¿Me pregunto si mi Facultad es la excepción?

La Universidad Nacional ha venido creciendo en forma desordenada e irresponsable desde los años 90. Se ha duplicado la cobertura de pregrado; se han creado innumerables posgrados (muchos de calidad regular, por decir lo menos); se están abriendo dos sedes nuevas. Todo lo anterior sin mayor crecimiento del presupuesto real y con menos puntos docentes utilizados, como lo reconocen las mismas estadísticas oficiales. Inicialmente se recurrió a los profesores ocasionales, después a los estudiantes de posgrado, y ahora se busca descargar en los profesores de planta el costo del crecimiento desordenado y los gastos exagerados en algunos rubros (SIMEGE, Unimedios, viajes de los directivos).

La Vicerrectoría Académica ha olvidado su papel y se ha dedicado a buscar cómo aprovechar "el recurso docente". Primero, ante los recortes en Bienestar, propuso que los profesores hicieran "Acompañamiento Bio-sico-social". Se nos explicó que eso se hacía en las "mejores universidades de América y Europa"; cuando preguntamos cuáles universidades no se nos pudo responder. Me tocó explicarle a la vicerrectora Ruiz que yo había enseñado en universidades como UCLA y Harvard y que allá hay "Counseling" (consejería), y que éste lo hacían los profesionales del ramo. Los profesores, como en cualquier universidad normal, atendían a los estudiantes en temas relacionados con sus materias en particular y con las tesis.

Ahora la Vicerrectoría Académica plantea una reforma al Programa de Trabajo Académico (incluso violando las recomendaciones de las comisiones tripartitas de reforma de los estatutos General y Académico, comisiones acordadas con el rector Wasserman y el CSU). Se mencionan las asimetrías en la docencia, pero no se mencionan las desigualdades entre los que investigan mucho (por formación, vocación y pasión) y los que investigan menos (por el motivo que sea). Se exige un mínimo de docencia, pero si de porcentajes y camisa de fuerza se trata, ¿por qué no se exige entonces un mínimo de investigación en la supuesta universidad de investigación?. Sin embargo, aclaro: Personalmente no estoy de acuerdo con mínimos o máximos porcentuales ni en docencia ni en investigación. Más bien ¿por qué no volver a una cobertura sensata de pregrado y a manejar un número razonable de posgrados de alta calidad? ¿Es tan trabajoso tomar decisiones académicas amparadas por la autonomía que nos da la constitución, o tenemos que plegarnos ante las metas míopes y mediocres del gobierno de turno?

Espero que ahora no se me diga que las mejores universidades de Estados Unidos, por ejemplo, están haciendo lo mismo que la Nacional (¡nos copian!): sigo muy de cerca y tengo conexiones académicas con muchas universidades norteamericanas y allá no funcionan como la UN; empezando porque la política académica la orienta el Senado Profesoral como en cualquier universidad moderna del mundo.

Por último. Para mí ha sido un orgullo haber formado un grupo de estudiantes en Historia y Economía que se fueron a hacer sus Ph.D. a universidades de primer nivel en los Estados Unidos. Dos de estos estudiantes están muy avanzadas en sus doctorados en Cornell y Columbia. ¿Qué les digo? ¿Que regresen, que concursen en la Universidad Nacional donde se podrán desarrollar como académicas? ¿O, con pena, tendré que decirles que busquen puesto en otro lado, donde las respeten, donde no les cambien las reglas de juego, donde no les cuantifiquen tiempos y movimientos, donde sean profesoras y no simple recurso docente?. En serio, ¿qué les digo?

Dada la estructura de la toma de decisiones de la universidad, la pregunta anterior, profesores y profesoras, solamente la pueden responder ustedes.


Atentamente,

Eduardo Sáenz Rovner, Ph.D.
Profesor Titular
Facultad de Ciencias Económicas

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