Por: José Estrada Cruz
El capitalismo impone la competitividad y trata de evitar, por todos los medios, la existencia de una sociedad comprensiva y solidaria.
El día 29 de marzo podría ser una buena etapa de salida para una HUELGA GENERAL INDEFINIDA de los estudiantes en todo el Estado español.
En un mundo donde las estadísticas, son escandalosamente obscenas y execrable (muerte por hambre y miseria, crímenes y guerras provocadas por intereses económicos; jornadas de trabajo decimonónicas para unos, precariedad y paro para otros, corrupción y enormes riquezas en manos de unos pocos; agresión al medio ambiente, etc.), la rebeldía de los estudiantes, es la mejor referencia de salud mental.
Por eso, (mientras el crimen, entendido en todos los conceptos, campa y actúa a sus anchas) las universidades no pueden estar limpias de referencias revolucionarias y subversivas. Cuando esto es así, muestra la alienación que impregna a los estudiantes untada con gruesas brochas de dictadura moderna y subrepticia.
El capitalismo impone la competitividad y trata de evitar, por todos los medios, la existencia de una sociedad comprensiva y solidaria. Actúa para que los individuos no descubran la importancia que tiene el entendimiento y la colaboración colectiva, como garantía para su calidad de vida y dignidad. Tal descubrimiento sería la hecatombe para el capitalismo y su inmediata desaparición.
Por eso, las personas que son, ó van a ser explotadas, su mayor empeño (para alcanzar el nivel, más alto posible, de calidad de vida individual) no ha de estar en la competitividad, sino en encontrar la unidad y colaboración con sus semejantes. Todo lo que más puede interesar al individuo, se encuentra en esa recíproca colaboración del colectivo. Cierto que unos pocos (cada vez menos, desde esa cruel competitividad del capitalismo) aspiran a ser parte de los que explotan. Sin embargo, ahora ya es tarde, a penas hay margen y no saben que de lograrlo, subirían al ojo del huracán que acabará, más pronto que tarde, (si antes no triunfa la revolución socialista) destruyéndolo todo; incluidos sus privilegios.
En base al desastre exponencial, (Ley de Moore) a este planeta, tal y como lo conocemos ahora, le quedan pocos cambios de luna. El desastre será inevitable si cuanto antes no hacemos saltar en añicos el paradigma de la aberración. Helbert Marcuse, (marxista de la escuela de Franfur) cuyas teorías influyeron decisivamente, en gran parte del mundo, (en las movilizaciones, mayormente estudiantiles, de finales de la década de los 60) afirmaba por entonces, que el problema que existía no era por falta de producción sino, consecuencia del despilfarro y la inexistencia de un reparto justo de esta. Los capitalistas que dirigen el mundo, conscientes de esta realidad, (mucho más acusada hoy, 50 años después de las afirmaciones de Marcuse) necesitan de un mayor control en todos los órdenes, y sobretodo en el de la enseñanza, cuyo actual panorama es ejemplo abrumador.
Por eso, mientras pueda, esta dictadura capitalista procura por todos los medios que de las universidades no surjan antídotos, (teorías subversivas como las de Marcuse ó del marxismo en general, que propugnan la socialización del bienestar y el saber) que frenen su industria idiotizante, bien engrasada, y evitar que no se formen esos individuos con personalidad y conciencia social a “prueba de bomba”; pues echarían por tierra sus poderes y sus fortunas.
De ahí que, cada vez, sea más evidente el empeño y la exigencia del capitalismo, en la perfección de su negocio alienante que aplica a partir de los primeros pasos que los niños dan por los centros de “enseñanza”, culminándolo cuando estos acaban en las universidades. Si bien, en la fase en que l@s jóvenes cursan en los institutos, por lo general, el sistema capitalista ya han conseguido que sus mentes estén perfectamente alienadas y standarizadas, para asumir sus despropósitos y su dominio. Los importantes experimentos que se llevaron a cabo con animales, desde Paulov a Skinner, han sido aprovechados por el capitalismo para aplicarlos inversamente y de modo cruel en las personas.
Otra vuelta de tuerca, a esta manipulación de la enseñanza, se está imponiendo en esta última etapa (ya, ni si quiera disimulada), descaradamente abierta y extendida por doquier. Constatamos que no se cortan un pelo en restar importancia y menospreciar las carreras universitarias, orientando y animando a la juventud a formarse profesionalmente en trabajos corrientes, asegurándoles que es la mejor vía para encontrar trabajo. Si bien se cuidan mucho de no concretar cuales son aquellas profesiones que habrían de ser necesarias y garantía de empleo, ya que no existen.
Ahora, ya han amainado los listos que publicaban sus catálogos en los que detallaban cómo encontrar y conseguir empleo. Hemos leído y oído muchos sinsentidos, no obstante el de los catálogos para conseguir trabajo donde no hay, habiendo montones de parados, sólo se le podía ocurrir a servidores del capitalismo, cuyo fin es confundir, entretener y sobretodo echarle la culpa a los parados de su propia situación de desempleo.
De esta guisa, en las pasadas elecciones generales, comprobamos como los pregoneros políticos del capitalismo, desde sus tribunas, voceaban y repetían sus intenciones, orientadas a estimular a pequeños “emprendedores”, a montar negocios para salir de la crisis. Toda una burla; pues sabían de sobra que el 90%, de los que ahora hay, aguantan a duras penas ó van, irremediablemente, hacia la ruina. Por eso, en sus demagogias, estaba ausente la indicación, a estos supuestos nuevos empresarios, sobre pistas concretas por la que podrían emprender y crear su empresa y puestos de trabajo. Ni un solo dato sobre lo que habría que producir o servir; nada; absolutamente nada de nada.
Y es que en realidad, está todo producido y servido. Sólo hace falta pasear por la ciudad, mirar a un lado y a otro de la calle y observar los cientos y miles de comercios en todas partes repletos de todo tipo de productos más o menos útiles y montones de cachivaches inútiles y a la vez, desiertos de compradores, y hasta de observadores. Se quiera reconocer ó no, estamos cayendo en un pozo cada vez más hondo de miseria, como consecuencia del reventón de irracionalidad y desbordamiento de riqueza, acaparada por una ínfima minoría de familias de la gran burguesía nacional e internacional.
Nos encontramos sumid@s en el más estrepitoso de los fracasos del capitalismo. Un capitalismo dictador y fascista (anunciado y vestido de demócrata por sus títeres políticos), que si no lo paramos pronto, arrastrará a la humanidad a un mundo desolador.
Mientras tanto, veamos una de las propuestas más “serias y creíbles”, que nos plantea el capitalismo para occidente, propagada por sus descerebrados mayordomos de la política y de la economía; ¡no tiene desperdicio!: producir y servir con bajísimos costes, con salarios tercermundistas, para poder competir frente a los pueblos del tercer mundo. Quizás así, se piensa evitar que se deslocalicen nuestros empresarios, consiguiéndose que vuelvan los que en su día se deslocalizaron. Creen, que con similares salarios a los de los asiáticos, latinoamericanos ó africanos, no tendrían que producir allí, ahorrándose los costes de transporte y podrían exportar a diestro y siniestro. ¿Pero; Italia, Portugal, Grecia y el resto se quedarían cruzados de brazos? ¡Alucinante! ¿Nos imaginamos lo que sucedería si los países desarrollados de Europa consiguieran producir a bajo coste, masivamente, compitiendo con los chinos, los indios, los brasileños… las personas trabajando con salarios africanos y largas jornadas, ó en varios empleos cieneuristas modelo minijob? En muy poco tiempo el paro, la miseria y la polución medioambiental que hoy se vive, quedaría a la altura del betún. Veríamos a una Europa, segregando chorros de pus, por todos sus poros.
La juventud ha de tomar conciencia de que el principal problema es de sobreproducción. Un desbordamiento de producción que se consigue, más fácilmente y con menos esfuerzo, en la medida que se avanza. Se ha de saber que hay de sobra, absolutamente de todo, para toda la humanidad. Que por tanto, todas las personas de este mundo, podrían estar viviendo con holgura y bienestar social en todos los aspectos. No es verdad que el planeta no pueda mantener a todo el mundo con un nivel de vida óptimo. Si hoy hay graves problemas medioambientales, es por el modo de producción capitalista (libre mercado, competitividad, sálvese quien pueda) y por sus intereses particulares.
La juventud ha de tomar conciencia de que el sistema capitalista es el verdadero culpable de todos los males que aquejan a la humanidad y al planeta. Y, que se mantiene en su dominio sobre las demás clases sociales, y concretamente sobre la clase obrera, debido a que el capitalismo hace uso de la alienación para neutralizar en la lucha a quienes explotan; o sea, a la inmensa mayoría de los seres humanos.
Por todo ello y aprovechando la convocatoria de lucha general para el día 29 de este mes, los estudiantes no deberían dejar pasar la oportunidad de emprender una lucha indefinida, aunque se tengan que “perder” los cursos que sean precisos, para, a cambio, evitar perder un futuro de salud y dignidad. (Esto es lo que expresan los estudiantes de Chile, en su heroica lucha. Una lucha silenciada y ninguneada en los medias de Europa para que no cunda el ejemplo).
De modo que, cuando en los institutos y en las universidades hay calma chicha, (frente al crimen permanente que impera en el mundo, sobre todas las facetas de la vida que afecta a la mayoría de las personas), generalmente, denota vastos signos de enfermedad mental en los alumnos.
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